Durante la COP16, desarrollada en Cali, Colombia, en el pabellón de Perú se presentó oficialmente la nueva Estrategia Nacional de Diversidad Biológica (ENDB). Este instrumento de planificación busca alinear las acciones nacionales con el Marco Global de Diversidad Biológica Kunming-Montreal y trazar un camino hacia la conservación de la biodiversidad en el país. El panel contó con la presencia de Mirbel Epiquién, director de la Dirección General de Diversidad Biológica, y Juan Carlos Castro Vargas, ministro del Ambiente, quienes compartieron las claves de la estrategia y sus desafíos.
Mirbel Epiquién abrió el panel resaltando que la ENDB ha sido “un proceso desconcentrado y participativo” con la colaboración de 464 representantes de diferentes sectores en siete talleres macrorregionales. Subrayó la participación desde pescadores artesanales, científicos, representantes de pueblos indígenas, hasta jóvenes y productores agropecuarios, quienes brindaron sus aportes a la formulación de esta estrategia, cuyo objetivo central es enfrentar “el incremento de la degradación de la diversidad biológica”.
El papel de las comunidades en la conservación
No obstante, el proceso ha sido objeto de críticas por la falta de participación efectiva. En mayo de este año, diversas organizaciones indígenas agrupadas en la Plataforma de Pueblos Indígenas para Enfrentar el Cambio Climático (PPICC) cuestionaron el desarrollo de la ENDB, denunciando reducciones en el número de representantes y cambios metodológicos realizados sin consulta previa. Conoce más aquí.
En su intervención, el ministro Juan Carlos Castro defendió el proceso, destacando que la ENDB surge de “un proceso que ha involucrado a casi todos los actores”. Añadió que se realizó una prepublicación de la estrategia para recoger comentarios y aseguró que “cualquier grupo que se haya sentido excluido pudo haber revisado esta versión, dar sus aportes, que han sido recogidos y hoy están en la estrategia”.
Asimismo, destacó la visión del gobierno de colaborar estrechamente con las comunidades de la Amazonía, con la esperanza de que estas se conviertan en aliados clave para la conservación, además de beneficiarse del uso sostenible de los recursos naturales que habitan en sus territorios.
Una hoja de ruta para la biodiversidad al 2050
La ENDB incorpora enfoques ecosistémico, de género, territorial, intercultural y de derechos humanos, buscando garantizar un manejo inclusivo y sostenible de los recursos naturales. Según explicó Epiquién, “por primera vez un documento de este tipo dedica un capítulo completo a la importancia y al papel fundamental que tienen los pueblos indígenas en la conservación y gestión de la biodiversidad”.
La ENDB 2050 se articula en torno a cinco objetivos estratégicos, con 29 metas nacionales y 143 acciones específicas. Entre las metas principales se incluyen la adaptación al cambio climático, la gobernanza de los recursos naturales, el fortalecimiento de la investigación y la superación de barreras financieras que dificultan la gestión ambiental.
Próximos pasos y compromisos
El desarrollo de la ENDB sigue una hoja de ruta que incluye la integración de esta estrategia en los planes de cada sector, la creación de indicadores nacionales y la preparación de informes periódicos sobre su implementación. Además, la estrategia establece un plan de restauración de áreas degradadas y persigue la meta de conservar el 30% de las áreas naturales para 2030, una de las metas clave fijadas en la COP15.