Una extensa investigación desarrollada entre 2021 y 2024 en 31 comunidades amazónicas de Perú, Colombia y Ecuador ha puesto en evidencia la resiliencia colectiva con la que pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos enfrentaron la pandemia de COVID-19. Lejos de los sistemas convencionales de salud, estas comunidades activaron sus propios mecanismos de protección, combinando conocimientos ancestrales, autocuidado comunitario y prácticas espirituales.
El estudio, titulado Una Amazonía, muchas Amazonías, fue liderado por el Instituto del Bien Común (IBC) y contó con la participación de universidades, organizaciones sociales y sabios indígenas de cuatro países amazónicos. La investigación forma parte de una iniciativa internacional respaldada por el Centro Internacional de Investigaciones para el Desarrollo (IDRC) de Canadá, que busca comprender cómo los pueblos originarios enfrentan amenazas epidémicas emergentes.
“Los hallazgos muestran la resiliencia, anclada en sus recursos terapéuticos, alimentarios y comunitarios, y la capacidad de cuidado de estos pueblos para enfrentar futuras epidemias o cambios socioambientales que pongan en riesgo la vida”, sostiene Alain Santandreu, investigador principal del proyecto.
Prácticas que curan y protegen
El estudio documenta cómo las comunidades implementaron respuestas basadas en sus cosmovisiones y conocimientos tradicionales. Estrategias como el cierre de territorios, el aislamiento solidario, el uso de sahumerios, vaporizaciones y bebidas medicinales, así como los rezos, fueron esenciales durante los momentos más críticos de la pandemia.
Estas acciones, más allá de ser simbólicas, estuvieron asociadas con una baja mortalidad, pese a la presencia de síntomas compatibles con la COVID-19 entre los pobladores. Esta respuesta se articuló desde una concepción integral de salud que trasciende la medicina occidental.

“Desde las cosmovisiones amazónicas, se considera la salud y el bienestar como el producto de una relación de cuidado entre todos los seres que están en el mundo. No se separa entre la naturaleza y la gente”, explica Juan Castro, del Cabildo Indígena TIWA, en Colombia.
Territorio en disputa, salud en riesgo
El informe no solo destaca las fortalezas comunitarias, sino que también alerta sobre los factores que amenazan la salud colectiva. La expansión de actividades extractivas, la urbanización descontrolada y la pérdida acelerada de biodiversidad están afectando gravemente la capacidad de las comunidades para mantenerse saludables.
“La desaparición de especies silvestres y la presión sobre ecosistemas hacen que la caza se enfoque en animales más pequeños y potencialmente transmisores de enfermedades”, advierte Renzo Piana, del IBC. A esta situación se suman los impactos de la contaminación ambiental y la falta de acceso a servicios básicos, que aumentan los riesgos tanto de enfermedades infecciosas como crónicas.
Oscar Betancourt, de la Fundación Salud, Ambiente y Desarrollo – FUNSAD, también alerta sobre nuevos patrones de enfermedad en las zonas amazónicas: “El perfil epidemiológico de la población estudiada en la Amazonía ecuatoriana evidencia una alta incidencia de enfermedades vectoriales como el dengue y la malaria. Un nuevo problema de salud son los accidentes de tránsito, en especial los de motocicletas”.
Soberanía alimentaria, eje de la resistencia
Otro hallazgo clave de la investigación fue la importancia de las redes alimentarias propias. En contextos de crisis sanitaria y escasez de servicios, la capacidad de producir, intercambiar y acceder a alimentos desde los propios territorios se consolidó como una base de resistencia.

Sin embargo, el estudio también identificó brechas preocupantes: las mujeres, las personas con menor nivel educativo y quienes han sufrido desplazamientos por conflicto armado enfrentan mayores niveles de inseguridad alimentaria. Esto sugiere la necesidad de políticas que fortalezcan la equidad y la soberanía alimentaria en las comunidades amazónicas.
Una visión de salud que nace desde la Amazonía
Una Amazonía, muchas Amazonías plantea un nuevo enfoque sobre la salud en territorios amazónicos, que articula medicina tradicional, autonomía territorial y sostenibilidad ecológica. Esta visión desafía los modelos de desarrollo actuales, que fragmentan territorios y erosionan ecosistemas.
En palabras de los propios investigadores, la salud en la Amazonía no puede entenderse sin reconocer la interdependencia entre la vida humana, la naturaleza y las formas de organización comunitaria. Este llamado cobra especial relevancia en un contexto de múltiples crisis: sanitaria, climática y ecológica.
Con participación activa de sabios y sabias, universidades y organizaciones en cuatro países, este estudio recupera conocimientos vitales y abre una puerta hacia políticas públicas que reconozcan y fortalezcan los saberes territoriales.
*En Perú, la investigación de Una Amazonía, muchas Amazonías fue desarrollada por el Instituto del Bien Común y el Consorcio por la Salud, Ambiente y Desarrollo – ECOSAD; en Ecuador, por la Fundación Salud, Ambiente y Desarrollo – FUNSAD y la Universidad Andina Simón Bolívar; en Colombia, por la Universidad del Valle, la Universidad Nacional y Gaia Amazonas, y en Brasil por la Universidad de Brasilia.