jueves 17, abril 2025

Informe de la ONU muestra la conexión entre delitos forestales y actividades criminales en América Latina

Un estudio revela cómo la tala ilegal de bosques está vinculada al narcotráfico, la minería ilegal y el tráfico de especies, exacerbando el daño ambiental y social.

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La tala ilegal, la minería sin control y el narcotráfico son algunas de las actividades que están afectando gravemente a los bosques del planeta. Un reciente informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) muestra cómo estas actividades ilegales están conectadas y cómo afectan al ambiente, a las economías y comunidades locales. La investigación revela una red compleja de crímenes que agravan la deforestación y destruyen ecosistemas esenciales, especialmente en lugares como Sudamérica.

Delitos forestales y su conexión con otros crímenes

El informe titulado «Delitos forestales: deforestación y tala ilegal» revela que los autores de delitos forestales están involucrados en otras actividades ilegales como el tráfico de drogas, el narcotráfico, la minería ilegal e incluso el trabajo infantil. Angela Me, jefa de Investigación y Análisis de la UNODC, subraya que «nuestro estudio demuestra que los autores de delitos forestales suelen estar implicados en otros tipos de delitos, desde el tráfico de drogas y de especies silvestres hasta la explotación minera ilegal, pasando por el trabajo infantil».

La combinación de estas actividades ilegales empeora aún más la crisis ambiental y genera focos de violencia, especialmente en América Latina. La cuenca del Amazonas, en particular, se ha convertido en un área clave para los narcotraficantes. Estos grupos destruyen los bosques y alimentan la inseguridad y la desestabilización social en las regiones afectadas.

Impacto económico y la influencia de los grupos criminales

Los grupos de delincuencia organizada juegan un papel clave en la destrucción de los bosques, al buscar aumentar sus beneficios y extender su influencia. En Sudamérica, estos grupos blanquean los ingresos obtenidos del narcotráfico mediante la especulación de tierras, la ganadería o el sector agrícola. Mientras tanto, en otras regiones como la cuenca del Congo y Somalia, también están involucrados en la venta ilegal de carbón vegetal proveniente de bosques talados de manera indiscriminada.

En Sudamérica, estos grupos blanquean los ingresos obtenidos del narcotráfico mediante la especulación de tierras, la ganadería o el sector agrícola. (Foto: Diego Pérez/ SPDA)

«La lucha contra los delitos forestales es fundamental para garantizar la protección y la gestión sostenible de los bosques», indica el informe. Sin embargo, la implicación de estos grupos en múltiples actividades ilegales complica aún más los esfuerzos para frenar su impacto en el medio ambiente.

Infiltración de los delitos forestales en los procesos legales

El estudio también muestra cómo los delitos forestales se infiltran en los procesos legales y las cadenas de suministro. La madera talada ilegalmente muchas veces termina en mercados legales gracias a permisos falsificados, sobornos y la corrupción de algunos funcionarios. Así, los productos ilegales se camuflan en la economía global, lo que hace más difícil rastrear y controlar la deforestación.

Un claro ejemplo de esta infiltración ocurre en Sudamérica, donde algunas empresas de construcción deforestan y abren caminos para facilitar la tala ilegal. Este tipo de prácticas demuestra cómo los procesos legales pueden ser fácilmente manipulados, lo que complica aún más los esfuerzos para detener la destrucción de los bosques.

Uno de los mayores desafíos es la falta de un enfoque coordinado y una normativa eficaz para combatir los delitos forestales. Las leyes existentes no siempre se adaptan a la evolución de las estrategias ilegales, lo que permite que estos crímenes continúen sin una represión adecuada. Angela Me señala que «el solapamiento de delitos agrava los efectos ya de por sí nefastos de la delincuencia forestal y subraya la necesidad de un enfoque coordinado, una normativa más estricta y una aplicación rigurosa».

El informe también alerta sobre las consecuencias no deseadas de algunas regulaciones. Por ejemplo, las medidas que buscan reducir la demanda de madera ilegal pueden llevar a los proveedores a cambiar a otras especies, como el palisandro, para eludir las normativas. Esto resalta la necesidad de evaluar constantemente las políticas y ajustar los marcos legales para evitar que los delitos forestales se desplacen hacia nuevas áreas o productos.

Accede al informe de la UNODC en inglés aquí.

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