El próximo 25 de septiembre, la Reserva Nacional de Paracas cumplirá 50 años desde que fue reconocida como uno de los espacios naturales más emblemáticos del Perú. Ubicada en la costa de Ica, se ha consolidado como un refugio vital para miles de aves migratorias, mamíferos marinos, peces y especies terrestres únicas. Su biodiversidad, producto del encuentro entre el desierto y el océano, la convierte en un ecosistema privilegiado del Pacífico Sur.
El aniversario llega en un contexto en que los retos ambientales hacen más urgente la conservación de estos espacios. Paracas no solo es un símbolo de riqueza natural, sino también un laboratorio vivo para la ciencia y un motor de desarrollo para las comunidades locales.
Un fondo para la perpetuidad
Uno de los hitos más importantes en la gestión de esta área natural es el Fondo Paracas, creado con una contribución de USD 7 millones de Camisea y administrado por Profonanpe. Este fideicomiso pionero en el país asegura recursos permanentes para la protección de la Reserva, pues el capital se mantiene invertido y únicamente se utilizan los intereses generados.
Gracias a este mecanismo, se han financiado proyectos de largo plazo que abarcan desde la vigilancia ambiental hasta el turismo sostenible. Entre los logros más destacados figuran el fortalecimiento del Programa de Guardaparques Voluntarios, la consolidación del ordenamiento pesquero y la construcción de infraestructura turística como ciclovías y accesos que mejoran la experiencia de los más de 210 mil visitantes anuales.
El modelo ha permitido, además, que la Reserva obtenga reconocimiento internacional, como su inclusión en los Top 100 Green Destinations Story Awards 2022, lo que refuerza su importancia a nivel global.

Ciencia aplicada al mar y la costa
Asimismo, desde 2003, Camisea impulsa el Programa de Monitoreo Marino Costero (PMC), una iniciativa que analiza agua, sedimentos y biodiversidad en 124 estaciones de observación. Este sistema ha creado una red de alertas tempranas capaz de detectar anomalías ambientales y reportarlas de inmediato a entidades como Sernanp, Serfor, Imarpe y la Marina de Guerra.
El PMC también se caracteriza por su componente participativo, convocando a actores locales en la generación de datos científicos. De esta manera, se ha convertido en un modelo de gestión ambiental que combina rigor científico, participación comunitaria y toma de decisiones basadas en evidencia.
Un laboratorio natural vivo
La Reserva Nacional de Paracas es considerada un verdadero laboratorio natural. Aquí se estudian fenómenos invisibles para el ojo común, como los cambios en las corrientes marinas, los ciclos migratorios de aves, la composición del plancton o las variaciones en la salinidad del agua.
La información obtenida no solo fortalece la gobernanza ambiental, sino que también aporta insumos valiosos para la ciencia y la sociedad. En ese sentido, Paracas se ha consolidado como un espacio clave para entender los equilibrios ecosistémicos del Pacífico Sur.
Compromiso con las comunidades
La conservación de Paracas también incluye un fuerte componente social. Camisea trabaja de manera conjunta con comunidades de pescadores artesanales y maricultores, quienes cumplen un rol fundamental en la vigilancia y cuidado de la Reserva.

Los programas de apoyo incluyen la entrega de camiones isotérmicos para mejorar la comercialización, la carnetización y formalización de pescadores y buzos artesanales, con 780 beneficiarios en los últimos tres años, además de la provisión de motocicletas y motores para reforzar las labores de pesca y monitoreo.
Estas acciones han contribuido a fortalecer la cadena productiva de la concha de abanico y otras actividades sostenibles, generando beneficios económicos alineados con la conservación del ecosistema.
Alianzas para el futuro
El trabajo conjunto entre Camisea, Sernanp y Profonanpe ha permitido consolidar una estrategia integral para Paracas. Sus resultados abarcan la educación ambiental, el ordenamiento pesquero en la bahía de Independencia, la promoción de un turismo responsable y la implementación de programas de vigilancia con participación comunitaria.
Estos esfuerzos reflejan un compromiso real con la sostenibilidad y la preservación de uno de los ecosistemas más frágiles e importantes del país.
Un aniversario con proyección
A medio siglo de su creación, la Reserva Nacional de Paracas reafirma su condición de patrimonio natural del Perú y del mundo. Su historia combina conservación, ciencia y desarrollo sostenible, demostrando que la convivencia entre el ser humano y la naturaleza es posible cuando se construyen alianzas de largo plazo.
Hoy, Paracas celebra sus 50 años mirando al futuro, con el desafío de seguir siendo un refugio natural, un laboratorio científico y un ejemplo de gestión ambiental en armonía con la comunidad.


