Las mujeres migrantes venezolanas en el Perú enfrentan mayores dificultades para acceder al mercado laboral formal, revela un reciente estudio elaborado por OIM y Equilibrium. El análisis, que pone un foco especial en la problemática de género, destaca cómo los roles tradicionales y la doble condición de migrante y mujer profundizan la vulnerabilidad socioeconómica. Dorkas Soto, asistente senior de Monitoreo y Evaluación en OIM Perú, señaló:
“El estudio demuestra que más de la mitad de las mujeres no logran acceder al empleo formal, y es también porque la mayor cantidad de mujeres se quedan en el hogar cumpliendo roles de género que están definidos heteronormativamente. Y también porque existen muchas, muchas diferencias en el acceso a las oportunidades laborales”
Desigualdad estructural
Las mujeres migrantes suelen asumir cargas domésticas mayores, en parte debido a roles de género, lo que limita su disponibilidad para trabajar fuera del hogar. Además, las oportunidades laborales que se les ofrecen suelen ser más limitadas y precarias en comparación con las de sus pares hombres, lo que perpetúa un círculo de desigualdad. Al respecto, David Licheri, socio principal de Equilibrium, indicó:
“Creo que la condición tanto de mujer y la condición de ser migrante, da puerta abierta a una doble vulnerabilidad. Porque por el hecho de ser mujer ya tienen ciertas barreras estructurales: de la carga en el hogar, de la búsqueda de empleo, del rol de la mujer dentro de la familia”
Por su parte, Soto afirmó que muchas mujeres migrantes se enfrentan a condiciones laborales precarias. Esto afecta su seguridad, pues se ven expuestas a la violencia de género, explotación, y a crímenes como la trata de personas.
Según los resultados del estudio, se identificó que el 56.3% de las mujeres tiene empleo, mientras que un 19.7% está desempleada y en búsqueda activa, y un 18.3% se dedica exclusivamente a labores domésticas. Por otro lado, los hombres presentan un panorama más favorable, con un 94% de ellos empleados.
Licheri añadió que, a pesar de que las mujeres proporcionalmente tienen mayor nivel educativo que sus pares hombres, tienen mayor dificultad para acceder a empleo formal: “Cuando vemos en inserción socioeconómica, en inserción laboral, sobre todo en la formalidad, están 10 puntos porcentuales por debajo de los hombres. Alrededor de 30% de los hombres que trabajan con contratos lo hacen de manera formal, y en el caso de las mujeres, cerca del 20%”.
Emprendimiento por necesidad
Ante las limitaciones del mercado formal, muchas mujeres migrantes optan por emprender. Sin embargo, estos emprendimientos están marcados por la necesidad de flexibilidad, debido a la carga doméstica que suelen asumir. “La población de mujeres migrantes es muy emprendedora. Y sí, varía el tipo de emprendimiento en el que en el que se manejan. Usualmente los hombres están más en comercio minorista o servicios vinculados con salida a la calle, en delivery, también en transporte. Mientras que las mujeres (…) hacen mucho más trabajos de manicure, de comercio pero desde el hogar”, señaló Licheri.
Pese a los desafíos evidentes, las mujeres migrantes venezolanas en el Perú enfrentan barreras estructurales con resiliencia y emprendimiento. Sin embargo, su inserción plena en el mercado laboral formal sigue siendo una tarea pendiente que requiere el compromiso conjunto de políticas públicas inclusivas, iniciativas de capacitación con enfoque de género y medidas que reduzcan la informalidad. Apostar por la igualdad de oportunidades no solo mejorará sus condiciones de vida, sino que fortalecerá el aporte social y económico que esta población puede ofrecer al país.