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martes 22, octubre 2024

Pompeyo Guillén: El guardián del Parque Nacional Huascarán

A sus 70 años, don Pompeyo continúa protegiendo la biodiversidad y los paisajes de la Cordillera Blanca en el área natural protegida.

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Don Pompeyo Guillén frisaba los 20 años cuando los directivos del proyecto de glaciología donde  trabajaba le dieron un nuevo encargo: cuidar las lagunas de la quebrada de Shallap entre los  nevados Collapaco, San Juan y Huamashraju. Por entonces, 1974, la Cordillera Blanca extendía sus  mantos de nieve hasta casi tocar las callecitas de las ciudades más encumbradas del Callejón de  Huaylas, en el departamento de Áncash, y nadie sabía a ciencia cierta qué eran y para qué podían servir las áreas naturales protegidas que empezaban a crearse en nuestro país.

“Trabajaba en lo que podía para poder costear mis estudios, recuerda, y ese trabajito me caía muy  bien, lo acepté, quien lo diría, al año siguiente, el Estado creó el Parque Nacional Huascarán. Soy  más antiguo que el parque”, sonríe.

Hemos llegado a la quebrada de Quilcayhuanca, su puesto de trabajo, el lugar en el mundo que más han transitado sus pasos. Don Pompeyo dentro de poco va a cumplir 70 años, cincuenta de los  cuales los ha dedicado a cuidar con todas sus fuerzas el Parque Nacional Huascarán, el área natural  protegida de 340 mil hectáreas que contiene a la cordillera tropical más alta y extensa del mundo.  Don Pompeyo Guillén Huánuco es, sin duda, uno de los guardaparques en funciones con más años de servicio.

Pompeyo Guillén: El guardián del Parque Nacional Huascarán
El Parque Nacional Huascarán recibió el reconocimiento de Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco. (Foto Gabriel Herrera / Grupo Viajeros)

El Parque Nacional Huascarán es un área natural protegida muy importante para el Perú por su  abundante biodiversidad, sus bosques en buen estado de conservación y sus paisajes naturales  y arqueológicos extraordinarios, todos al amparo de la Cordillera Blanca. Estas características  excepcionales motivaron su denominación como Reserva de Biosfera en 1977 y Patrimonio Natural de la Humanidad por Unesco (1985).

De profesión, guardaparque 

Pompeyo Guillén nació en Panash, en el centro poblado de Coyllur, en la provincia de Huaraz, sobre  las mismas montañas donde nos recibe este medio día de julio. Recuerda que desde que era un crío  de ocho años, que solo sabía hablar quechua y perseguía a su madre y a su abuelo cuando salían detrás de sus animalitos, tuvo interés por conocer y proteger las quebradas que le han dado cobijo todos estos años.

“Camina rápido, muchacho, me decían cuando iban a ver su ganado en las alturas de Rajucolta y  yo, por empeñoso nomás, los seguía, siempre me ha gustado caminar”.

En estas soledades sobre los cinco mil metros de altura, el aire es escaso y el frío entumece los  músculos de cualquiera. Pero el niño que alguna vez fue don Pompeyo no se amilanó ante tantas  dificultades, él solo tenía el afán de conocer los pastizales y quebradas que conformaban el mundo  que lo rodeaba.

Pompeyo Guillén: El guardián del Parque Nacional Huascarán
En 1974, cuando tenía 20 años, Pompeyo Guillén empezó su labor de conservación cuidando las lagunas de la quebrada de Shallap. (Foto Gabriel Herrera / Grupo Viajeros)

Por eso a nadie le llamó la atención que se convirtiera, primero, en guardián de las lagunas de la  Cordillera Blanca y luego, en el vigilante atento de sus montañas y quebradas. Cincuenta años después de haberse metido de lleno en la historia del Parque Nacional Huascarán,  Patrimonio Natural de la Humanidad desde 1985, todos los detalles de sus andanzas por este techo  del mundo caben en sus recuerdos.

Formación como guardaparque

Don Pompeyo conoció en Llanganuco a Antonio Brack, nuestro primer ministro del Ambiente; fue  capacitado en Paracas por Manuel Ríos, uno de los primeros instructores del cuerpo de  guardaparques de nuestro país; le tocó caminar con Carlos Ponce, impulsor de la creación del  Parque Nacional Huascarán.

Tuvo como jefe a Benjamín Morales Arnao, figura cumbre del  montañismo huaracino; conoció a Pedro Vásquez, notable defensor de las áreas naturales  protegidas; también a Curry Slaymaker, biólogo del Cuerpo de Paz de los Estados Unidos, “un gringo  grandazo bien buena gente”, que fue quien lo convenció para trabajar como vigilante en el ahora  lejano 1974 .

A todos ellos, a todos los patriarcas -como él- del conservacionismo de nuestro país, los frecuentó  en sus andanzas por estas cordilleras. “No ha sido fácil, alarga su relato don Pompeyo, tengo que confesar que yo no sabía nada de lo que  ahora sé cuando empecé a trabajar aquí. Todo lo he ido aprendiendo, hasta ahorita sigo aprendiendo, en esto de las áreas naturales protegidas hay muchos avances cada día”.

No ha sido fácil

En efecto,  las tareas de estos primeros vigilantes del parque nacional que pronto va a cumplir sus primeros 50  años de existencia fueron en extremo complicadas: en los pajonales al lado de la cordillera  pastaban desde siempre vacas, carneros y caballos, también cerdos y hasta chivos, cuya presencia  había que ordenar. O prohibir, como en el caso del ganado caprino y el porcino.

La población, obviamente, demoró en comprender la importancia de las reglamentaciones y de las  prohibiciones que se dieron para salvar de la destrucción el área protegida. La tarea, por eso fue  ardua, nos dice, felizmente en la actualidad las cosas son diferentes. Las poblaciones locales cada  vez tienen mayor conciencia de la importancia de utilizar los recursos del parque de manera  racional.

Pompeyo Guillén: El guardián del Parque Nacional Huascarán
La Cordillera Blanca es la cordillera tropical más alta del mundo, con numerosos glaciares y lagunas, y actualmente sufre los impactos del cambio climático. (Foto Gabriel Herrera / Grupo Viajeros)

El guardián del hielo 

Aunque la solución de los problemas mayores de estas montañas amenazadas de muerte por la  deglaciación producto del cambio climático y la crisis ambiental que nos aflige, está muy lejos del  trabajo y la dedicación de sus guardianes, la labor que realizan los guardaparques del Parque  Nacional Huascarán es imprescindible.

Don Pompeyo lo sabe y siente orgullo por todo lo que ha hecho en salvaguarda de estos tesoros naturales y culturales. Su sacrificio no ha sido en vano, los sabe. “He formado a mi familia viviendo aquí, entre estos nevados, nos cuenta, mis hijos han crecido como crecí yo y todos aman las  montañas, las lagunas, los seres que viven aquí, dos son guías de montaña: uno de escalada y el  otro de trekking”.

Don Pompeyo sigue terco en su afán de cuidar lo que los suyos, sus hijos, sus amigos, sus vecinos,  están cuidando y no piensa en el retiro. “Cada veintidós días vuelvo a casa, ahora somos solo mi  esposa y yo, mis hijos ya son independientes. Y si usted me pregunta si quiero retirarme le  contestaría que no. Mientras tenga salud quisiera continuar, pero si por algún caso me voy, si me  jubilan, me iré con la frente bien en alto por haber trabajado en el Parque Nacional Huascarán  tantísimos años.”

Muy bien dicho, don Pompeyo… y gracias, por tanto. Usted ha sido y siempre será el guardián del  hielo… el guardián de las moles de hielo de una cordillera que va perdiendo vigor a medida que el  tiempo juega, inexorablemente, sus cartas.

Sobre la Cordillera Blanca 

La Cordillera Blanca considerada la cordillera montañosa tropical más alta del planeta, presenta  el mayor número de glaciares -755 en una extensión de 527 km2- y también la mayor altitud  de las 20 cordilleras que conforman la Cordillera de los Andes del Perú. Las aguas de su  vertiente oriental fluyen hacia la cuenca amazónica.

Pompeyo Guillén: El guardián del Parque Nacional Huascarán
La Cordillera Blanca, donde se encuentra el Parque Nacional Huascarán, enfrenta serias amenazas debido a la deglaciación y el cambio climático. (Foto Gabriel Herrera / Grupo Viajeros)

Posee más de 830 lagunas de las cuales  514 alimentan con su caudal al río Santa –que nace en la laguna Ahuash o Ahuashcocha y  desemboca en el mar peruano después de surcar el Callejón de Huaylas. Las restantes vierten  sus aguas en la zona de los Conchucos. El 95 % de la Cordillera Blanca se encuentra dentro de  los límites de Parque Nacional Huascarán y sufre uno de los impactos más evidentes y severos  del cambio climático.

Proyecto guardianes

El proyecto “Guardianes, crónica de guardaparques en el Perú” es una iniciativa del Grupo  Viajeros impulsada por el Sernanp y diversas organizaciones de la sociedad civil y el Estado  que tiene como objetivo poner en valor el aporte y el legado de los guardaparques del sistema  nacional de Áreas Naturales Protegidas. Toda la información que se produce en el marco del  proyecto puede ser utilizada libremente incluyendo, en la medida de lo posible, los hashtags  que incluimos en cada uno de los copy elaborados. 

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