La Amazonía peruana enfrenta una crisis debido a la expansión descontrolada de la minería de oro y sus impactos sociales y ambientales. Esta realidad alarmante fue el tema central del evento «Minería de oro en la Amazonía peruana, ¿cómo vamos?», donde expertos abordaron diversos temas críticos, incluyendo la minería ilegal, la deforestación, los daños a cuerpos de agua, el impacto en comunidades nativas y el resurgimiento de actividades mineras.
El encuentro, realizado el 1 de agosto, reunió a diversas organizaciones para reflexionar sobre los avances y desafíos en esta problemática. Este evento fue organizado Conservación Amazónica – ACCA con el apoyo del programa SERVIR-Amazonia, el Observatorio de Minería Ilegal Perú (OMI) y el proyecto de minería financiado por la Gordon and Betty Moore Foundation.
Impacto ambiental y social
María Elena Gutiérrez, directora ejecutiva de Conservación Amazónica – ACCA, advirtió sobre el avance imparable de la minería ilegal en Madre de Dios desde la finalización del proyecto de la carretera Interoceánica. «Desde entonces, la minería ha invadido incluso las zonas de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata, y hasta la fecha no hemos logrado detenerla», señaló Gutiérrez.
La directora también mencionó la devastación visible a lo largo del río Madre de Dios debido a la minería ilegal. Subrayó la importancia de la tecnología en la lucha contra esta problemática, mencionando iniciativas conjuntas entre la NASA y Usaid que permiten estimar la infraestructura minera y el número de personas involucradas en estas actividades.
«Estas iniciativas han permitido extrapolar que se necesitan al menos 46 000 personas trabajando tanto en el río como en el bosque. Esto es como la tercera parte de la población censada en Madre de Dios. Esto va más allá del tema ambiental; es un problema social y económico y una decisión política que se tiene que abordar», añadió Gutiérrez.
Retorno de la minería aurífera ilegal en La Pampa
La situación es particularmente crítica en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata, conocida como La Pampa. Sidney Novoa, director de SIG y Tecnologías para la Conservación de ACCA, presentó datos alarmantes sobre el retorno de la minería ilegal a zonas previamente degradadas.
En 2021, se identificaron 148 dragas remanentes en espacios degradados. Para 2023, este número se cuadruplicó, alcanzando 598 dragas, un aumento de más del 400%. En 2024, la situación empeoró drásticamente, con 1331 dragas identificadas, lo que representa un incremento del 900% respecto a 2021 y más del 200% en comparación con 2023.
Novoa también proporcionó estimaciones sobre el número de personas involucradas en estas actividades ilegales. En 2021, se calculaba que 592 personas trabajaban en la zona. Para 2023, esta cifra se cuadruplicó, llegando a 2392 trabajadores. Inicialmente, para 2024 se estimaron 5324 personas, pero tras el descubrimiento de una nueva infraestructura, un «shute» básico, esta cifra alcanzó las 10 924 personas, lo que evidencia un crecimiento exponencial de la actividad ilegal en la región.
Impacto en comunidades nativas
Asimismo, señaló que para 2024, 36 comunidades indígenas en siete regiones se ven afectadas por la presencia de la minería. “Hemos detectado que en estas 36 comunidades nativas están ocurriendo tanto minería que genera pérdida de bosques como minería que invade sus cuerpos de agua, afectando a pueblos como los awajún, harakbut, wampis, entre otros”. Subrayó que actualmente hay 2 491,390.45 hectáreas en la Amazonía destinadas a concesiones mineras.
Datos generales sobre minería de oro en la Amazonía sur
El especialista también destacó que entre 2021 y 2024 se registró una deforestación minera total de 30 846 hectáreas en la Amazonía peruana sur. De esta cifra, tres cuartos (74%) de la deforestación ocurrieron dentro del Corredor Minero, mientras que un cuarto (26%) corresponde a actividades en áreas prohibidas fuera del Corredor Minero, es decir, probable minería ilegal.
Jorge Martín Pilaca, del Centro de Innovación Científica de la Amazonía (CINCIA), proporcionó una perspectiva histórica más amplia. En los últimos 38 años (1985-2023), la minería aurífera ha deforestado 128 762 hectáreas en el sureste de la Amazonía peruana. Alarmantemente, más de la mitad de esta destrucción (52%) ocurrió en la última década, entre 2014 y 2023. Respecto a Madre de Dios, hasta el 2023 más de 128 mil hectáreas de bosque se han deforestado por la actividad minera.
Por su parte, Daniel Castillo, jefe del Área de Monitoreo del Programa Nacional de Conservación de Bosques, proporcionó datos basados en GeoBosques. Castillo resaltó que entre 2001 y 2022 se registró una pérdida total de 2 921 138 hectáreas de bosques, con una pérdida promedio anual de 132 779 hectáreas de bosque húmedo amazónico. En 2022, la pérdida de bosques amazónicos en Perú fue de 146 575 hectáreas.
Castillo y Pilaca concordaron que el año 2017 marcó un hito negativo, registrando la mayor extensión histórica de deforestación por minería aurífera. Según GeoBosques, esta actividad fue responsable del 41% de la deforestación total en Madre de Dios y del 6.3% de la deforestación nacional ese año.
¿Hacia dónde vamos?
Si bien Madre de Dios es una de las regiones más afectadas, la actividad minera se está expandiendo rápidamente a otras regiones como Loreto, Ucayali, Puno y Cusco, donde sus consecuencias son también devastadoras.
El evento concluyó con un llamado a la acción y a la reflexión sobre las medidas necesarias para combatir la minería ilegal en la Amazonía peruana. Los expertos enfatizaron la necesidad de una colaboración entre organizaciones locales e internacionales, el uso de tecnologías avanzadas y un enfoque integral son fundamentales para abordar esta problemática que no solo amenaza el medio ambiente, sino también el tejido social y económico de la región.
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