Perú alberga al menos 30 especies de cetáceos, incluyendo la ballena jorobada, el delfín nariz de botella y la orca pigmea, lo que representa cerca del 37 % de la diversidad global. Sin embargo, su estudio y conservación resultan difíciles debido a su comportamiento esquivo, la falta de monitoreo constante y la falta de datos actualizados sobre sus poblaciones. Además, estas especies enfrentan amenazas como la pesca incidental, la contaminación marina y el tráfico de embarcaciones, que afectan sus rutas migratorias y hábitats clave.
Para hacer frente a este desafío, la ONG Proyecto Cetáceos Perú ha lanzado la Red Ciudadana de Avistamiento de Cetáceos, una iniciativa que permite a cualquier persona reportar sus avistamientos a través de un formulario. La información recopilada facilitará el mapeo de su distribución, la identificación de áreas críticas y el diseño de estrategias más efectivas para su protección.
Cada reporte ciudadano complementa las investigaciones científicas, aportando datos valiosos sobre el comportamiento y desplazamiento de los cetáceos en aguas peruanas. Con esta red, se busca fortalecer la conservación de estas especies y fomentar una mayor conciencia sobre la importancia de su preservación.
Un precedente: el caso de ‘Suru’
Uno de los principales antecedentes de esta iniciativa fue el avistamiento de Suru, una ballena blanca observada en la costa peruana en agosto de 2023 y luego registrada en la Antártida en diciembre del mismo año. Gracias a los reportes de ciudadanos, operadores turísticos y navegantes, los científicos lograron rastrear su ruta y obtener información valiosa sobre sus desplazamientos.
Este caso demostró que la participación ciudadana puede ser un recurso clave para el monitoreo de cetáceos. La red busca replicar esta experiencia en un contexto más amplio, involucrando a comunidades pesqueras, deportistas y cualquier persona que frecuente el mar.

Aprendiendo de otras experiencias
El modelo de la Red Ciudadana de Avistamiento de Cetáceos no es nuevo en la región. Iniciativas similares en países como Chile han demostrado su efectividad en la recopilación de datos sobre especies marinas. Un ejemplo es la Red de Valparaíso, que comenzó como un grupo de WhatsApp para alertar sobre la presencia de ballenas jorobadas y ha contribuido significativamente a la actualización de información sobre estos animales.
Los registros ciudadanos han permitido conocer mejor especies como el cachalote y la ballena franca austral, esta última en peligro crítico de extinción. Este tipo de proyectos refuerza la idea de que la conservación marina no depende solo de los científicos, sino también de la colaboración con quienes interactúan con el mar en su día a día.
La Red Ciudadana de Avistamiento de Cetáceos invita a todas las personas interesadas a sumarse a este esfuerzo colectivo. No es necesario ser un experto, solo tener la voluntad de observar, registrar y compartir información. Cada reporte es un paso más en la protección de estas especies, fundamentales para la biodiversidad marina.
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