La ciudad de Rioja, en San Martín, se transforma en el epicentro de una de las celebraciones más vibrantes de Perú: su tradicional carnaval. Cada febrero, esta fiesta, rica en historia y cultura, se convierte en una explosión de música, danzas, comparsas y sabores autóctonos que congregan a toda la comunidad, desbordando alegría y preservando la tradición.
Un carnaval con raíces profundas
El carnaval, cuyo origen se remonta a la palabra latina carnevale, ha sido desde siempre una fiesta de excesos y diversión antes de la Cuaresma. En el Perú, aunque la celebración ha cambiado con el tiempo, en la Amazonía sigue manteniendo su esencia más auténtica. Rioja, conocida como la tierra de los sombreros de paja y el bombonaje, conserva esta tradición con un carácter propio, fusionando elementos ancestrales con costumbres modernas.
La historia cuenta que, en el siglo XIX, las mujeres negras y zambas esperaban a los transeúntes con mates de agua en la mano, dispuestas a lanzársela si no les daban una moneda. Esta costumbre, que simbolizaba la purificación y la alegría del carnaval, se mantiene viva en Rioja con el emblemático «bautizo» de agua bendita que marca el inicio de la festividad.

Música, comparsas y el Ño Carnavalón
Uno de los personajes más esperados de esta fiesta es el Ño Carnavalón, una figura pintoresca que recorre los barrios históricos de la ciudad, acompañado de un grupo de diablos que contagian entusiasmo con su danza y coloridos atuendos. Las calles de Rioja se llenan de pandillas y bombos que marcan el ritmo de la celebración, mientras las reinas del carnaval deslumbran con su elegancia en desfiles y comparsas.
El carnaval riojano no solo es baile y fiesta, sino también un espacio de unidad y tradición. Sus barrios emblemáticos, como Quinapata, Consuelo y Cascayunga, se convierten en escenarios de festividades que mezclan lo religioso con lo profano, en honor al Santo Cristo de Bagazán, quien bendice la celebración con su presencia simbólica.
Gastronomía y la esencia del carnaval
Ningún visitante puede irse de Rioja sin haber probado sus delicias culinarias. El juane de avispa, famoso por su sabor único y su receta transmitida de generación en generación, es el plato estrella de la festividad. También destacan los tamales y el traguito de tangarana, un licor amazónico que acompaña las interminables noches de celebración.

Más allá de la fiesta y la gastronomía, el carnaval de Rioja es un reflejo del espíritu de su gente: hospitalaria, alegre y orgullosa de sus raíces. Es un encuentro donde la tradición sigue viva y se renueva cada año, asegurando que la magia de esta celebración nunca se apague. Así que, si febrero te encuentra con ganas de alegría y tradición, Rioja espera a los visitantes con los brazos abiertos, su agua bendita y un carnaval que promete ser inolvidable.