Hoy martes 3 de junio se conmemora el Día Mundial de la Bicicleta, una fecha impulsada por la Asamblea General de las Naciones Unidas para promover el uso de este medio de transporte como parte de una movilidad urbana más sostenible y equitativa. En Perú, el Ministerio del Ambiente (Minam) impulsa su uso como medida frente al cambio climático y herramienta de acceso para sectores vulnerables.
Salud y accesibilidad
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actividades físicas como caminar o andar en bicicleta tienen beneficios comprobados para la salud, incluyendo la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. La organización también resalta que la actividad física regular favorece la salud mental y mejora la calidad de vida en general.

Además, la OMS destaca que una infraestructura adecuada para peatones y ciclistas puede contribuir a reducir desigualdades sociales. En zonas urbanas con bajos ingresos, donde no es posible acceder a vehículos privados, la bicicleta se convierte en una opción viable para acceder a servicios básicos como salud, educación y empleo.
Beneficios económicos y ambientales de usar la bicicleta
El uso cotidiano de la bicicleta permite una reducción significativa en el gasto personal. Al no requerir combustible ni mantenimiento costoso, representa una alternativa económica frente al transporte motorizado. También tiene un impacto positivo en la salud pública, al reducir la incidencia de enfermedades crónicas y, por ende, la carga sobre los sistemas de salud.
Desde el punto de vista ambiental, la bicicleta no genera emisiones contaminantes ni ruido, lo que contribuye a mejorar la calidad del aire y reducir la huella de carbono en las ciudades. Además, al requerir menos espacio que los vehículos, su uso facilita una gestión urbana más eficiente.
En el contexto actual, marcado por la necesidad de mitigar el cambio climático y mejorar la calidad de vida en entornos urbanos, la bicicleta se posiciona como una herramienta eficaz para alcanzar metas sanitarias, sociales y ambientales. Su impulso, tanto desde las políticas públicas como desde la ciudadanía, será clave para lograr ciudades más saludables y equitativas.