El panel «Áreas Naturales Protegidas: ¿Cómo vamos?», realizado recientemente con la participación de actores clave del sector, no solo sirvió para presentar cifras, sino para desnudar los desafíos estructurales de un sistema que busca reinventarse. La conclusión unánime es que la conservación ya no puede entenderse sin el componente humano y sin una ingeniería financiera que garantice su perpetuidad.
El ojo en el bosque: Monitoreo integrado
Camila Germana, representante de WCS, recordó que el monitoreo en el Perú ha pasado de ser un esfuerzo aislado de conteo de especies a una herramienta de gestión integral. «Antes el monitoreo era sobre cómo estaba ese bosque; ahora es sobre cómo está ese bosque en relación a todo lo demás», explicó.
Actualmente, el Sernanp maneja hasta 17 herramientas de monitoreo, lo que genera una paradoja: hay muchísima información, pero el reto es evitar la duplicidad de esfuerzos que sobrecarga al personal en campo. El futuro apunta a un «Sistema Integrado» donde los datos biológicos y de gestión conversen para tomar decisiones más rápidas.
La deuda saldada con los guardianes
Uno de los momentos más emotivos fue la intervención de Hugo Ararima, presidente de la Asociación de Guardaparques, quien calificó la nueva Ley del Guardaparque como un «hito histórico». Tras décadas de precariedad, este 2025 marca el inicio de una nueva era con contratos firmados bajo un régimen laboral que reconoce la especialización y el riesgo de su labor.
«El pilar fundamental de las áreas es el guardaparque», sentenció Arirama, celebrando que por fin se cuente con una escala remunerativa digna, aunque reconoció que la implementación completa de bonificaciones por alto riesgo y trabajo en frontera es un proceso que culminará hacia el 2026.

La crisis invisible de las regiones
Margarita Medina, de Andes Amazon Fund, puso el dedo en la llaga sobre la situación de las Áreas de Conservación Regional (ACR). A pesar de que existen 36 ACR y hay cerca de 21 propuestas en camino, estas enfrentan un problema estructural grave: no existen en los organigramas (ROF) de la mayoría de Gobiernos Regionales.
Esto condena a sus gestores a ser «locadores» sin capacidad legal para hacer decomisos o control efectivo, y a depender de la voluntad política de turno. «El problema de las ACR es estructural, no es falta de voluntad de las personas», advirtió Medina, saludando que el Sernanp esté buscando incluirlas en la actualización del programa presupuestal 057.
Cogestión: El modelo indígena que el mundo mira
Fermín Chimatani, presidente de ANECAP, destacó el éxito del modelo de cogestión en las Reservas Comunales, donde los pueblos indígenas ya no son «beneficiarios», sino socios del Estado. Este modelo ha evolucionado hacia iniciativas de «Red Indígena Amazónico», permitiendo a las comunidades acceder a mercados de carbono de alta integridad. Chimatani resaltó que esta gobernanza compartida está inspirando incluso a otras categorías de áreas protegidas, demostrando que la conservación con gente no solo es posible, sino rentable y sostenible.
Finanzas para la perpetuidad
Finalmente, Danny Morales, gerente del Sernanp, abordó el «elefante en la habitación»: la sostenibilidad financiera. Con una brecha estimada en 134 millones de dólares solo para el bioma amazónico, el sistema está obligado a diversificar sus fuentes.
El Sernanp ya no solo mira a la cooperación internacional, sino que ha empezado a sentarse con el sector privado bajo un enfoque de «resultados e impacto». Morales anunció un rediseño del programa presupuestal estratégico, que dejará de medir el éxito solo en hectáreas protegidas para empezar a medirlo en impacto sobre la población. «La conservación también se hace con plata y necesitamos captarla», concluyó, marcando la pauta de una gestión que busca ser tan eficiente en lo financiero como en lo ecológico.


