martes 18, febrero 2025

Aumento de fenómenos climáticos afecta la nutrición y el acceso a alimentos en América Latina y el Caribe

Sequías, inundaciones y tormentas afectan cada vez más a la región, amenazando la producción agrícola, los medios de vida y la biodiversidad local.

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Los cambios climáticos y el aumento de fenómenos extremos están deteriorando gravemente la seguridad alimentaria en América Latina y el Caribe, exacerbando problemas como la malnutrición en sus diversas formas. Según el informe ‘Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y Nutrición 2024’ de la ONU, esta región es la segunda más afectada por eventos climáticos extremos, después de Asia.

Al menos 20 países (74%) enfrentan regularmente eventos climáticos extremos, lo que muestra la alta exposición de la región a estos fenómenos. Además, 14 países (52%) son especialmente vulnerables, ya que la recurrencia de estos eventos podría agravar la situación del hambre.

Además, el impacto de estos fenómenos se ve amplificado por factores como conflictos, crisis económicas y desaceleración, junto con la creciente desigualdad, la falta de acceso a alimentos saludables, su alto costo y los entornos poco propicios para una alimentación adecuada.

Crisis climática y su impacto en la seguridad alimentaria

El informe señala que, entre 2019 y 2023, la cantidad de personas con hambre aumentó 1,5 puntos porcentuales en los países afectados por el cambio climático y los eventos extremos. La situación es aún más grave en los países con crisis económicas, donde las personas más vulnerables sufren más, porque tienen menos recursos para enfrentarse a estos problemas.

“La variabilidad del clima y los eventos extremos son una amenaza para la estabilidad de la seguridad alimentaria y la nutrición”, destacó Mario Lubetkin, Subdirector General y Representante Regional de la FAO. Estos fenómenos han reducido la productividad agrícola, alterado las cadenas de suministro de alimentos y aumentado los precios.

Uno de los problemas más preocupantes en la región es la coexistencia de la desnutrición crónica y el sobrepeso, fenómeno conocido como «doble carga de la malnutrición». Según el informe, el 11,5% de los niños menores de cinco años en la región sufren retraso en el crecimiento, mientras que el 8,6% padecen sobrepeso, una cifra superior al promedio global.

Progresos y desafíos en la lucha contra el hambre

En 2023, el hambre afectó a 41 millones de personas, una disminución de 2,9 millones respecto al año anterior. También se registró una caída en la inseguridad alimentaria moderada o grave, que ahora afecta a 187,6 millones de personas, por debajo del promedio mundial por primera vez en una década.

Sin embargo, estas mejoras no son uniformes. En el Caribe, la prevalencia del hambre alcanzó el 17,2%, mientras que en Mesoamérica se mantuvo estable en 5,8%. Las comunidades rurales, las mujeres y los niños son los grupos más afectados, enfrentando una “doble carga” de malnutrición que incluye tanto desnutrición crónica como sobrepeso.

«En América Latina y el Caribe, uno de cada diez niños y niñas menores de cinco años vive con desnutrición crónica. La desnutrición y el sobrepeso coexisten en la región, exacerbados por la alta exposición y vulnerabilidad climática en las comunidades más vulnerables», advirtió Karin Hulshof, Directora Regional de Unicef. «Cualquier decisión sobre la acción climática debe priorizar el derecho a la alimentación y nutrición de los niños, niñas y mujeres», añadió.

Hacia sistemas agroalimentarios más resilientes

Ante esta situación, el informe subraya la necesidad de fortalecer la resiliencia de los sistemas agroalimentarios para mitigar los impactos del cambio climático y los eventos extremos. Rossana Polastri, Directora Regional del FIDA, llamó a “redoblar esfuerzos para adaptar los sistemas alimentarios a los desafíos climáticos”.

“Las mujeres y hombres de América Latina y el Caribe viven la emergencia climática en primera persona: producir alimentos, transformarlos, transportarlos y poner un plato en la mesa es más difícil en los países donde ocurren fenómenos climáticos extremos a menudo”, comentó Lola Castro, Directora Regional del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.

Entre las estrategias propuestas, se sugieren políticas públicas para fomentar dietas saludables, regular los alimentos procesados y aplicar un etiquetado claro en los productos. También se recomienda invertir en tecnologías agrícolas y adoptar medidas para adaptarse al cambio climático.

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