En el Perú existen actualmente 35 Áreas de Conservación Regional (ACR), creadas y gestionadas por los gobiernos regionales. Estas zonas buscan preservar la biodiversidad y garantizar servicios ecosistémicos esenciales, aunque su sostenibilidad financiera y la relación con las comunidades locales continúan siendo desafíos pendientes.
Durante el II Congreso Nacional de Intercambio de Experiencias de las ACR, realizado en Cajamarca, Pronaturaleza destacó la importancia de consolidar estos espacios como instrumentos clave de conservación.
“Las ACR no solo aseguran biodiversidad y servicios ecosistémicos; también son las áreas protegidas más cercanas a la gente, por su tamaño, accesibilidad y relación directa con las comunidades”, explicó Gonzalo Varillas, director ejecutivo de la organización.
Retos persistentes
Desde la creación de la primera ACR, Cordillera Escalera, en 2005, se ha evidenciado un crecimiento sostenido de este modelo de conservación. Sin embargo, persisten limitaciones como presupuestos reducidos, desigual capacidad técnica, escasas fuentes de financiamiento y poca articulación interinstitucional.
Pronaturaleza considera que cada obstáculo representa también una oportunidad. En esa línea, la organización reafirmó su compromiso de seguir trabajando junto a gobiernos regionales, comunidades locales y aliados estratégicos para robustecer la gestión de las ACR y garantizar su permanencia.
Construir confianza con las comunidades
Uno de los puntos centrales planteados por Pronaturaleza es la necesidad de generar confianza y entendimiento con la población que habita alrededor de las ACR.
“Lograr que la población comprenda qué significa vivir en la zona de influencia de un ACR, qué beneficios obtiene y por qué es importante conservarla, es un reto complejo que requiere estrategias de comunicación desde el inicio”, subrayó Varillas.
El especialista también advirtió que las ACR no deben verse como proyectos exclusivos de los gobiernos regionales. Por el contrario, su éxito depende de que se conviertan en espacios de conservación que beneficien directamente a la población. “Si las comunidades sienten que reciben oportunidades y alternativas del ACR, la presión sobre la biodiversidad disminuye enormemente. Esa es la clave para asegurar su permanencia”, afirmó.
Para avanzar en ese camino, resulta esencial construir mecanismos de confianza entre gobiernos regionales, comunidades y sector privado. Además, se requiere garantizar estrategias de financiamiento desde la creación misma de cada ACR.
Con más de cuatro décadas de experiencia, Pronaturaleza ha acompañado la mayoría de procesos de creación de áreas naturales protegidas en el país. Ahora busca, junto con aliados nacionales e internacionales, dar un nuevo impulso a las ACR, que representan ecosistemas vitales y una oportunidad para acercar la conservación a la ciudadanía.
*A inicios de este mes se anunció la creación de la última ACR en el país. Se trata del ACR San Pedro de Chonta en Huánuco, que abarca más de 51 000 hectáreas y busca proteger ecosistemas únicos y asegurar el suministro de agua para más de 41 000 personas. Conoce más aquí.
