La ExpoAmazónica 2025, que se realizó del 2 al 5 de octubre, no solo fue una feria de negocios, sino una vitrina de la nueva bioeconomía amazónica, donde la conservación del bosque se tradujo directamente en productos de alto valor. En el Pabellón del Minam, emprendedores de la Zona de Amortiguamiento del Parque Nacional Cordillera Azul mostraron cómo los fondos del proyecto REDD+, impulsado por Sernanp y CIMA Cordillera Azul, están generando ingresos y fortaleciendo la identidad cultural.
Los productos exhibidos no son sólo mercancía; son la prueba de que el desarrollo sostenible es posible. Las comunidades se han convertido en protagonistas de la conservación, utilizando sus recursos sin deforestar y creando cadenas de valor con enfoque en el mercado.
La identidad tejida y el valor medicinal
Las asociaciones de mujeres son el motor de esta transformación, llevando el conocimiento ancestral directamente al consumidor:

- Artesanía Metsa Biri (Santa Rosa de Aguaytía): Delia Cornejo Jiménez mostró cómo su asociación elabora joyería a base de semillas de huayruro y prendas de algodón bordadas. Los diseños no son decorativos: son iconografía que representa los cerros, las quebradas y las hojas de árboles que protegen. «Gracias a la venta de los productos, estoy sustentando los gastos de la universidad de mi hija», confiesa Delia, reafirmando que el arte ancestral es una vía para la independencia económica y la revitalización cultural.
- Comité de Artesanos y Artesanas de Callanayacu (Chazuta): Willy Babilonia Chainamotey su asociación exhiben jabones artesanales y aceite de coco 100% natural. Con apoyo de fondos de Sernanp y CIMA, han implementado maquinaria para la extracción del aceite. Sus jabones son medicinales, hechos con matico, sábila y sangre de grado, y demuestran cómo la farmacia ancestral del bosque se puede convertir en un bionegocio. Además, usan la cáscara del coco para hacer artesanías, como pirix (recipientes de ají), asegurando el aprovechamiento total del recurso.
Innovación agroindustrial con identidad
El potencial agroindustrial también fue protagonista, con productos que priorizan lo orgánico y lo auténtico:
- Warmi Llankakuna (Chazuta): Sandra Ayachimori presentó derivados de cacao que están revolucionando el mercado. Su oferta incluye polvo de cacao 100% puro (sin azúcar, orgánico) y el jarabe de mucílago de cacao, hervido por seis horas y recomendado para la tos o para diabéticos. La asociación, conformada por ocho socias, demuestra que el trabajo directo del productor al producto final garantiza la calidad y la trazabilidad.
- Productores del Valle de Jordán (Aguaytía): Marcos Noé Ocuparroque exhibió harina de plátano (rica en potasio y proteína), chifles y chips de pituca. Su proceso es totalmente orgánico y sin preservantes, apuntando al mercado de pastelería y repostería que demanda insumos naturales.
- Asociación de Productores Agrarios y Forestales de Belaunde (Contamana): Ceyer Chistama Carranza mostró la diversidad de productos derivados de la yuca, como la fariña, el almidón y el beju (un pan tostado hecho de harina de yuca). La asociación, que cultiva por hectáreas para pedidos mayores, tiene una clara ambición por el mercado exterior.

Estos emprendedores son un testimonio vivo del éxito del proyecto REDD+, que no solo protege los ecosistemas de la Cordillera Azul, sino que invierte en la gente. La asistencia técnica y el financiamiento han permitido que los líderes locales, mayormente mujeres, fortalezcan su capacidad productiva y se conviertan en los mejores ejemplos de la conservación con desarrollo.


