Con más de S/4 millones en ahorros para sus usuarios y medio millón de productos rescatados, la aplicación peruana Cirkula ha logrado en solo cuatro años lo que pocas startups consiguen: generar un impacto ambiental real mientras construye un modelo de negocio rentable. Detrás de este éxito está Michelle Gomberoff, su cofundadora y CEO, quien con su formación en administración y su visión de sostenibilidad, ha logrado convertir el desperdicio de alimentos en una oportunidad.
En una entrevista exclusiva con Inforegion, Gomberoff revela las claves de su éxito, desde su inspiración en el extranjero hasta el desafío de convencer a grandes marcas de que la sostenibilidad es un camino rentable.
Un modelo de negocio con propósito
Michelle Gomberoff, egresada de la Universidad del Pacífico, cuenta que su interés por la sostenibilidad nació durante un intercambio en Australia, donde conoció aplicaciones similares a Cirkula. Esta experiencia le abrió los ojos: el orgullo por la gastronomía peruana contrastaba con el enorme desperdicio de alimentos. «Me propuse aplicar esa mirada a través de la tecnología y la eficiencia operativa», afirma Gomberoff.
El modelo de Cirkula es simple pero revolucionario: una aplicación que conecta a restaurantes, cafeterías y tiendas con consumidores dispuestos a comprar productos de calidad con descuentos de al menos 40% porque están cerca de su fecha de vencimiento. La lista de aliados incluye a marcas tan reconocidas como Tanta, San Fernando y Viena Pastelería.

Según Gomberoff, el mayor desafío al inicio no fue técnico, sino de credibilidad. Tuvieron que demostrar a la industria que su modelo era seguro y que aportaba valor. «Comenzamos trabajando con pequeñas cafeterías y negocios independientes que confiaron en nosotros», explica. Ese trabajo inicial fue clave para ganar la tracción necesaria y, con el tiempo, lograr que los grandes grupos vieran en Cirkula una propuesta alineada con sus propios objetivos de sostenibilidad.
Más allá de las cifras: El cambio cultural y la expansión
Si bien las cifras son impresionantes, Gomberoff considera que el mayor logro de Cirkula ha sido impulsar un cambio cultural. «Estamos ayudando a transformar la percepción sobre el desperdicio», dice. Hoy, la sostenibilidad ya no es vista como un «extra», sino como parte integral de la cadena de valor de las empresas. Para ella, el rol de la aplicación es ser una «herramienta de educación masiva» que genera conciencia, especialmente entre un público joven, dispuesto a cambiar sus hábitos por opciones que sean fáciles y con propósito.
El éxito de Cirkula no se detiene en Perú. La visión de la marca es convertirse en la aplicación número uno en la región andina. Ya están operando en Ecuador, lo que les ha brindado una experiencia invaluable para el futuro. «Haber operado con éxito en un primer país nos ha dado validación, experiencia y credibilidad, lo cual facilita mucho el aterrizaje en nuevos mercados», explica.
La expansión no se limitará a la geografía, sino también a las categorías. Cirkula planea aplicar el mismo principio de la economía circular a rubros como el cuidado personal y productos para mascotas, demostrando que la misión de «extender la vida útil de los productos» es universal.

El camino de Cirkula, que ha sido reconocido con premios de Startups Perú, Kunan y financiamiento europeo, es un ejemplo de que la tecnología y la sostenibilidad pueden ser aliadas poderosas para resolver problemas sociales, generando un impacto positivo en el planeta y en el bolsillo de los consumidores.


