En un emotivo evento realizado en la Casa Andina de Miraflores, el lanzamiento del libro «Guardianes: Crónicas de guardaparques en el Perú» se convirtió en una ocasión para reconocer la incansable labor de quienes protegen las Áreas Naturales Protegidas (ANP) de nuestro país. La presentación, que reunió a guardaparques, empresarios, y figuras destacadas de la conservación, puso de manifiesto el seguir fortaleciendo el sistema de Áreas Naturales Protegidas (ANP) y la necesidad de una mayor visibilización para estos héroes anónimos.
Juan Stoessel Florez, CEO de Casa Andina, enfatizó la importancia de las ANP no sólo como refugios de biodiversidad, sino como pilares para el futuro del país. «Son refugios de biodiversidad, fuentes de agua, ríos verdes del planeta y espacio donde la naturaleza se expresa libremente», afirmó, destacando que su existencia depende de una gestión activa y del apoyo de todos los sectores. Reconoció las crecientes amenazas como la deforestación, la minería ilegal y el cambio climático, y aplaudió el coraje de los guardaparques, quienes a menudo enfrentan estas situaciones con recursos limitados y gran riesgo personal.
Un sueño hecho realidad: La voz de los viajeros
Gabriel Herrera Sánchez y Guillermo Reaño Vargas, representantes del Grupo Viajeros y autores del libro, compartieron la génesis de esta publicación. Reaño la describió como una labor de «total patriotismo», fruto de un año de recorridos por el Perú, visitando puestos de vigilancia y control y conviviendo con los guardaparques.
“Ustedes son la fuerza que impulsa esto que, como decía Pedro Solano hace unos días en la presentación de La esperanza es verde, es una política pública contagiosa, vigorosa y cada vez más reconocida”, expresó Reaño, destacando al Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas como un baluarte del país.
Por su parte, Gabriel Herrera se mostró agradecido por la oportunidad de haber entrevistado a más de 100 guardaparques en 20 ANP. Describió el proceso como una «recarga de energía», contagiándose de la alegría y el compromiso de estos servidores públicos con la conservación.
Testimonios desde el corazón de la conservación
Dos testimonios, el de Pompeyo Guillén del Parque Nacional Huascarán y Angélica Mondragón de la Reserva Nacional de Pampa Galeras – Bárbara D’Achille, conmovieron a la audiencia.
Pompeyo Guillén, guardaparque de Huascarán, con un saludo inicial en quechua, compartió su profunda conexión con las montañas que custodia. Desde su inicio como auxiliar de montaña hasta convertirse en guardaparque oficial, su relato estuvo impregnado de orgullo y mística.
«Ser guardaparque es un privilegio, compromiso, mística, lealtad», afirmó Carrión, recordando experiencias de rescate de turistas y la lucha incansable contra incendios forestales. Su mensaje final, «La felicidad se obtiene solo con fatiga. El que no sabe sufrir nunca podrá entender», resonó como un eco de su vida dedicada a la naturaleza.
Angélica Mondragón, guardaparque de Pampa Galeras, compartió su inesperado viaje hacia la conservación. Siendo bachiller en medicina veterinaria, su acercamiento al voluntariado en Pampa Galeras la llevó a descubrir una vocación. Relató un episodio que la marcó al inicio de su servicio: la muerte de un guanaco a manos de cazadores furtivos. Desde entonces, su compromiso se fortaleció, trabajando con educación ambiental y concienciando a la población sobre la importancia de proteger especies como las vicuñas, que en el pasado fueron blanco de la caza.
La visión histórica y el futuro de los guardianes: La destacada intervención de Marc Dourojeanni
La intervención del reconocido ingeniero agrónomo y forestal, Doctor en Ciencias, Marc Dourojeanni Ricardi, prologuista del libro y una de las voces más autorizadas en la conservación en el Perú, fue uno de los momentos más esperados de la noche. Con su vasto conocimiento y experiencia como ex decano y director universitario en la UNALM, ex director general forestal y de fauna en el Ministerio de Agricultura, y su trabajo en el Banco Mundial y como primer jefe de la División Ambiental del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Dourojeanni ofreció una perspectiva histórica y crítica sobre la evolución de los guardaparques en el Perú.
Dourojeanni reveló que la historia de los guardaparques peruanos tuvo sus inicios en Pampa Galeras en 1965, un dato poco conocido. Relató cómo tuvo el honor de ser director del primer curso de guardaparques en el país, el cual contó con la participación de militares y, curiosamente, el primer guardaparque fue un ciudadano estadounidense, Stanley Taft.
«No había guardaparques en ninguna de las áreas protegidas y solamente había dos áreas protegidas en el papel, Cutervo y Tingo María», rememoró Dourojeanni, subrayando las precarias condiciones iniciales. Resaltó el esfuerzo binacional con Bolivia en ese primer curso y la posterior formación continua, aunque a menudo de corta duración, a través de Pronaturaleza, la entidad que administraba los parques nacionales antes de la creación del Sernanp.
El conservacionista enfatizó la indispensabilidad de los guardaparques, calificándolos como «los héroes del campo«. Sin embargo, también abordó el futuro y las imperfecciones de la reciente ley que beneficia a los guardaparques. Criticó la omisión de la creación de una escuela de guardaparques, argumentando que ser guardaparque es una «profesión noble» que requiere una formación estandarizada y homogénea y abogó por un sistema que profesionalice y unifique la formación, acogiendo a personas de diversos orígenes, desde profesionales hasta miembros de comunidades campesinas.
Además, propuso una visión más amplia de la figura del guardaparque, sugiriendo la incorporación de otros guardianes que realizan labores similares, como los guardas forestales y los guardas del patrimonio cultural y arqueológico. «¿Acaso los guardias del patrimonio cultural no son guardaparques?», cuestionó, argumentando que enfrentan problemas similares y que la unión de estos grupos, bajo una misma ley y con el apoyo de una escuela de formación, fortalecería significativamente la conservación y protección del patrimonio peruano.
Para finalizar, Dourojeanni expresó su admiración por el progreso alcanzado desde 1965, calificándolo de «monstruoso e impresionante». Instó a los guardaparques a sentirse orgullosos de su labor y a visualizar un futuro con un mayor número de ellos, pasando de los actuales 900 a 2000 o 3000, lo que, a su juicio, generaría un beneficio general para el país.
El evento no solo celebró la publicación de «Guardianes», sino que también sirvió como un llamado a la acción para reconocer, apoyar y profesionalizar aún más la invaluable labor de los guardaparques, verdaderos pilares de la riqueza natural y cultural del Perú.
