miércoles 15, enero 2025

Parque Nacional Tingo María: Un santuario de biodiversidad que impulsa el turismo sostenible

Esta área natural protegida, ubicada en Huánuco, combina la conservación de su rica flora y fauna con el desarrollo económico local, atrayendo a miles de visitantes cada año.

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El Parque Nacional Tingo María, la segunda área natural protegida (ANP) más antigua del Perú, se ha consolidado como un santuario de biodiversidad y un motor del turismo sostenible. Creado en 1965, este parque de 4777.8 hectáreas alberga ecosistemas únicos que combinan riqueza biológica y paisajes icónicos como la formación montañosa de «La Bella Durmiente» y la famosa «Cueva de las Lechuzas».

Luis Flores, jefe del parque, destacó a Inforegión los avances en conservación y promoción turística: “El año pasado superamos los 160 000 turistas. Contamos con el apoyo del Sernanp, PromPerú, el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo, además de los reconocimientos internacionales que ha obtenido el parque. Esto nos posiciona como un referente mundial por nuestra biodiversidad y buen estado de conservación”, señaló. «Nos preparamos para asumir el nuevo reto de superar esa cifra», añadió.

La biodiversidad: un tesoro protegido

El parque cuenta con más de 1435 especies de flora y fauna. Entre sus habitantes más emblemáticos destacan el gallito de las rocas, el ocelote, y los felinos mayores como el puma y el jaguar. Alex Ricra, guardaparque, subrayó a este medio el uso de tecnología para el monitoreo de estas especies: “Desde 2017 usamos cámaras trampa que han permitido registrar animales como el tigrillo, el añuje y el puercoespín. Los pobladores locales nos contaban que habían visto al «tigre» (como ellos llaman al jaguar u otorongo), y eso nos motivó a buscar evidencias».

 

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El trabajo de los guardaparques incluye patrullajes constantes para prevenir actividades ilegales como la caza furtiva y la tala. Según Ricra, el compromiso con la conservación es integral: “Colaboramos con investigadores y voluntarios, y también tenemos programas comunitarios que incluyen tesis basadas en prácticas en el parque. Todo lo que se investiga contribuye a la conservación del área”.

Turismo y conservación: una alianza clave

La «Cueva de las Lechuzas», hogar de los guácharos y murciélagos, es uno de los principales atractivos del parque. Sin embargo, la conservación de estos hábitats enfrenta desafíos. Flores explicó que los guácharos son sensibles a la luz y al ruido, lo que podría desplazar a estas aves nocturnas: “Trabajamos para garantizar que encuentren las condiciones necesarias, especialmente en las aguas sulfurosas que frecuentan”.

El turismo sostenible es otro pilar esencial. Más de 20 familias locales se benefician económicamente a través de actividades como paseos en bote, venta de helados artesanales y la producción de chocolate. “Estas familias son nuestros aliados en la conservación”, afirmó Flores. “Ellos viven del parque y a la vez contribuyen a protegerlo”.

Un reto constante

A pesar de los avances, los desafíos persisten. Las amenazas a la biodiversidad y la necesidad de más apoyo interinstitucional son puntos clave. “Es fundamental que todas las autoridades se sumen a preservar este patrimonio”, insistió Flores, quien llamó a reforzar el trabajo conjunto entre la fiscalía ambiental, el municipio y otras instituciones.

Más de 20 familias locales se benefician económicamente a través de actividades como paseos en bote, venta de helados artesanales y la producción de chocolate. (Foto: Inforegión)

Con una mezcla de esfuerzos comunitarios, investigación científica y promoción turística, el Parque Nacional Tingo María conserva un legado natural invaluable y es un un ejemplo de cómo la biodiversidad puede ser un motor para el desarrollo sostenible en el Perú.

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