La historia de la familia Rimachi es la de una tradición cafetera que ha evolucionado a lo largo de tres generaciones en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), una zona desafiante tanto en sus condiciones climáticas como sociales.
Feliciano Rimachi Obando, quien comenzó a trabajar en la caficultura desde los 16 años, ha dedicado más de cuatro décadas a la producción de café en una zona que suele asociarse con el cultivo de coca. «Desde que conocí el café, me dediqué completamente a él», menciona el caficultor.
El esfuerzo de Feliciano ha sido clave para abrir camino a nuevas generaciones. Hoy, su hijo José Rimachi no solo es barista y administrador de empresas, sino también campeón nacional de barismo. Juntos, padre e hijo se preparan para la Taza de Excelencia, un concurso que premia a los mejores cafés de especialidad del Perú y que se realizará en la Feria Internacional de Cafés Especiales (Ficafé).
La participación de Feliciano en este evento no es casualidad. Con su empresa, Grupo Don Feliciano, ha desarrollado técnicas para cultivar variedades de alta calidad como el Geisha y el Borbón, aprovechando las condiciones de altitud entre los 1,200 y 1,800 metros sobre el nivel del mar. «A mayor altura, la roya ataca menos», explica.
Café de especialidad
El compromiso de Feliciano con el café de especialidad ha llevado a su empresa a alcanzar entre 84 y 86 puntos en calidad de taza. «Antes trabajábamos con café convencional, pero los precios no competían», menciona. Su participación en eventos como la Taza de Excelencia es parte de su esfuerzo para que el café del Vraem sea reconocido y valorado.
José Rimachi, por su parte, ha encontrado en el barismo una manera de visibilizar este trabajo. Después de abrir cafeterías en Ayacucho, se formó como barista profesional, practicando entre seis y ocho horas diarias para perfeccionar su técnica en arte latte y extracción de espressos.
Feliciano y José coinciden en que para alcanzar mayor reconocimiento, es necesario que el gobierno apoye la participación de caficultores peruanos en ferias internacionales. «Es importante que el mundo conozca que Perú existe y produce buen café», comenta José.
Cultura cafetera
La familia Rimachi considera que una mayor cultura de consumo de café puede impulsar la industria. «Necesitamos llegar siquiera a tres o cuatro kilos por persona para decir que Perú consume café», comenta Jose Rimachi, explicando que el cambio hacia el consumo de café orgánico y de especialidad depende tanto de los productores como de los consumidores.
La Taza de Excelencia en Tingo María es una oportunidad para que Feliciano y José muestren al país y al mundo sus cualidades. Feliciano ha participado en este certamen desde que comenzó la Ficafé.
Promoviendo el futuro
La visión de Feliciano y José va más allá de sus propios logros. Creen que es fundamental motivar a las nuevas generaciones a interesarse por el café y a profesionalizarse en áreas como el barismo, la cata y la tostación.
Ambos consideran que el Perú tiene un gran potencial para destacarse en el mercado global de café, pero es necesario continuar promoviendo el consumo interno y el respeto por el trabajo de los agricultores.