La Reserva Nacional San Fernando, un ecosistema único en el sur de Ica, es el hogar de una increíble diversidad de especies. Sin embargo, lo que destaca en este rincón del Perú no solo es su biodiversidad, sino el esfuerzo conjunto entre la comunidad local y los guardaparques para preservar este tesoro natural. Christian Eduardo Torrez, biólogo de Arequipa y guardaparque del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), es uno de los actores clave en este proceso.
Con una trayectoria que comenzó como voluntario en abril de 2022, Torrez ha dedicado su carrera a combinar su formación académica con un enfoque social. Hoy, como guardaparque oficial, su labor no solo incluye la protección de la fauna y flora de la reserva, sino también el fortalecimiento de los lazos con las comunidades de pescadores artesanales. «El contacto constante con ellos despertó mi interés por la parte social», comenta. Para Torrez, este aspecto ha sido fundamental en su decisión de continuar trabajando en áreas naturales protegidas.
Una de las principales herramientas que han permitido mejorar la gestión de los recursos en la Reserva Nacional San Fernando son los Acuerdos de Conservación. Estos compromisos, firmados por los pescadores y extractores de mariscos de Marcona, han permitido recuperar poblaciones de moluscos y otras especies marinas. Para Torrez, el trabajo conjunto entre los pobladores y nuestros guardaparques está logrando que el patrimonio natural del Perú se convierta en una sólida herramienta de desarrollo para la gente.
Uso sostenible de recursos marinos
La Reserva Nacional San Fernando, con más de 154,000 hectáreas, alberga ecosistemas costeros y marinos donde conviven lobos marinos, nutrias, pingüinos y hasta cetáceos. Además, es un espacio donde especies típicas de la sierra, como los guanacos y los cóndores, interactúan con el entorno marino. Esta mezcla única de ecosistemas ha hecho que la conservación sea una prioridad tanto para el Estado como para los pescadores locales, quienes dependen de un uso sostenible de los recursos marinos.
Torrez explica que la parte más desafiante de su trabajo no es la investigación científica, sino el comprender y atender las necesidades de las comunidades locales. «Ser guardaparque es fundamental para conocer de primera mano las realidades del campo, entender las necesidades y, sobre todo, saber cómo podemos aportar desde nuestros conocimientos profesionales», reflexiona.
La iniciativa de los Acuerdos de Conservación ha sido clave para fomentar el respeto por la naturaleza y asegurar que el aprovechamiento de los recursos se realice de manera sostenible. Gracias a estos acuerdos, no solo se protege la biodiversidad, sino que se asegura que las futuras generaciones también puedan beneficiarse de los recursos marinos.
Proyecto guardianes
La historia de Christian forma parte del proyecto “Guardianes, crónica de guardaparques en el Perú” es una iniciativa del Grupo Viajeros impulsada por el Sernanp y diversas organizaciones de la sociedad civil y el Estado que tiene como objetivo poner en valor el aporte y el legado de los guardaparques del sistema nacional de Áreas Naturales Protegidas. Conoce más aquí.