En nuestro país, especialmente en la Amazonía, enfrentamos una situación alarmante: deforestación masiva, contaminación de ríos, cochas y lagunas, tráfico de especies silvestres y la destrucción de ecosistemas frágiles, promoviendo una severa crisis ambiental.
El Perú en crisis ambiental
Lamentablemente, el Estado muestra una falta de voluntad y eficacia para enfrentar la minería ilegal, la tala clandestina, el narcotráfico y otros delitos relacionados, perpetrados por organizaciones criminales. Según Geobosques, en las últimas dos décadas se han talado más de 2.7 millones de hectáreas de bosque en Perú, con el 37% de la madera proveniente de talas ilegales.
La minería ilegal en oro afecta al 13% de los distritos amazónicos, lo que representa el 91% de las actividades ilegales, según el Observatorio de Minería Ilegal (OIM). Por su parte, el narcotráfico experimenta un crecimiento exponencial, con un aumento del 135% en áreas de cultivo de coca entre 2015 y 2022.
Frente a ello, los líderes indígenas enfrentan amenazas y violencia por proteger sus tierras y recursos. En la última década, más de 40 defensores fueron asesinados, convirtiendo al Perú en uno de los primeros lugares en crímenes contra activistas ambientales a nivel mundial.
Narrativas normalizan las economías ilegales
A pesar de estos desafíos, la narrativa sobre economías ilegales aún no son percibidas como amenazas, normalizando su presencia y hasta considerándose beneficiosas para el desarrollo con el acompañamiento de algunos medios locales.
En la otra orilla, un grupo de periodistas locales, en algunos casos de forma independiente y, en otros, respaldados por medios nacionales, persisten en investigar y publicar reportajes sobre el desastre ecológico causado por estas actividades ilícitas, generando conciencia tanto a nivel nacional como internacional.
Por la protección de nuestra Amazonía
Es esencial fortalecer y proteger a estos periodistas locales, garantizando su seguridad y libertad para ejercer su labor. El periodismo local y regional juega un papel vital al informar a la ciudadanía sobre la verdad y las consecuencias de vivir bajo la influencia del crimen organizado. El futuro de nuestras comunidades está en juego.
Las organizaciones ambientales deben colaborar estrechamente con los medios para exponer las actividades ilegales y promover políticas de conservación. Es hora de participar en el debate público, contrarrestando las narrativas violentas, junto a las organizaciones indígenas, expertos multidisciplinarios y políticas que protejan nuestra Amazonía.