Cada Semana Santa, el distrito de Churubamba, en Huánuco, se transforma en un gran escenario al aire libre donde más de 200 actores recrean con intensidad y realismo los últimos momentos de Jesús. Esta representación, considerada por muchos como una de las más conmovedoras y extremas del país, atrae a decenas de miles de visitantes. El actor Antonio “Toño” Robles ha interpretado el papel de Jesús durante veinte años, y hoy se prepara para dar un paso al costado.
Dos décadas cargando la cruz
“Ya necesitamos alguien que me reemplace”, reconoce Toño Robles, quien ha asumido este rol central por dos décadas consecutivas. Aunque aún se siente comprometido con el proyecto, admite que el desgaste físico comienza a pasarle factura. “Estoy perdiendo fuerzas para este papel porque no es fácil, requiere un estado físico muy, muy fuerte”, señala. Robles espera que quien lo suceda pueda incluso superar su interpretación. “Uno deja una pequeña muestra. Superar de repente en el tema artístico, de repente mejorar la actuación”, reflexiona.
Realismo y responsabilidad
La escenificación del Vía Crucis en Churubamba es conocida por sus escenas de gran impacto emocional y visual, como la flagelación y la crucifixión. “La flagelación es una escena muy fuerte, causa mucho dolor, mucho miedo incluso… y la crucifixión, al momento de levantar la cruz, de clavar, atravesar las manos, son dos momentos muy intensos”, relata Robles. A pesar de lo crudo del espectáculo, asegura que todo se realiza bajo estrictas medidas de seguridad. “Todo está muy bien calculado, ensayado, preparado. Es más, tengo como parte del elenco personal médico… que está cuidando de esta escena”.

Las críticas no se han hecho esperar. El año pasado, un exgeneral de la Policía cuestionó el carácter extremo del acto, sugiriendo que no era apropiado para una celebración religiosa. Robles respondió con claridad: “Me parece que el general como militar no sabe de teatro… Si bien es cierto en esta escenificación hay escenas fuertes, pero todo está hecho con total responsabilidad. Jamás me he lesionado. No pongo en riesgo mi vida, sería una irresponsabilidad hacerlo”.
Más allá del espectáculo
La representación se prepara durante dos meses, con ensayos, montaje de escenografía y coordinación entre los distintos actores y equipos. Aunque Robles es el rostro más visible, destaca que hay “mucha gente detrás para que se haga realidad esta gran escenificación”. El evento no solo moviliza al elenco, sino a toda la comunidad, que se organiza para recibir a los visitantes. En 2023 se estimó la presencia de 30 mil personas en Churubamba, y este año las proyecciones regionales superan los 50 mil visitantes.
Para Robles, la acogida del público es una señal de que el esfuerzo colectivo ha valido la pena. “Un poco de satisfacción de repente porque vemos reflejado que todo el esfuerzo que hemos venido haciendo ha calado muy bien y ha gustado mucho a la gente”, comenta con orgullo.
Así, mientras Churubamba se alista para otro año de intensa conmemoración, su “Jesús” de carne y hueso se prepara para pasar la posta, con la esperanza de que esta tradición siga viva,y aún más potente, en los años venideros.
