HUÁNUCO. El Valle del Paraíso, ubicado en el distrito de Cholón, ha recorrido un largo camino desde su fundación en 1970. Paraíso encontró en su paisaje fértil un nuevo comienzo para las familias que llegaron tras el terremoto de ese año. Sin embargo, la década de 1980 marcó un período oscuro, cuando el narcotráfico y el terrorismo transformaron esta tierra en un escenario de violencia y desolación.
Con la pacificación en los años 2000, el valle inició un proceso de reconstrucción y se enfocó en la agricultura lícita, destacando en cultivos como la palma aceitera y el cacao. Actualmente, Paraíso cuenta con 30 caseríos, una población de 10 000 habitantes y una creciente economía agrícola. La conexión vial, como el Puente Megote, ha sido crucial para facilitar el comercio y fortalecer su proyección económica.
Cacao
El cacao se presenta como el cultivo clave para transformar el futuro de Paraíso. Este producto, que forma parte de programas de desarrollo alternativo, ha generado ingresos sostenibles para muchas familias. “Gracias al ingreso del cacao, mis hijos han salido adelante», comenta el productor Francisco Espinoza Rodríguez. Para él, la clave ha sido la planificación agrícola y la asistencia técnica recibida.
Raúl Peña Piñan, coordinador de la Actividad de Cacao de Devida en Tingo María, explica que, tras una interrupción en 2013, las actividades retomaron fuerza en 2022 con nuevas estrategias. “Hoy en día, trabajamos con 295 familias en Paraíso, recuperando la confianza entre el Estado y los productores», señala.
Sin embargo, los desafíos no han faltado. Las plagas redujeron drásticamente las hectáreas productivas entre 2016 y 2019. A pesar de ello, el compromiso de los agricultores no decayó, marcando una nueva etapa de recuperación.
Avances técnicos y proyecciones
Devida ha implementado estrategias para aumentar la productividad del cacao. Estas incluyen la entrega de guano de isla, una gestión eficiente del suelo y metodologías de bajo costo para el control de plagas. Este año, más de 1850 sacos de guano se destinaron a 375 hectáreas de cacao en Paraíso.
Raúl Peña Piñan destaca la meta establecida para 2026: “Cada productor debe superar los 1000 kilogramos de cacao por hectárea. Actualmente, estamos en 650 kilogramos en promedio, una cifra que no se mueve mucho hace 20 años”. Por su parte, Espinoza Rodríguez resalta la importancia del compromiso individual: “Si hoy produzco 800 kilos por hectárea, quiero superar los 1500 con calidad, no solo cantidad.” Este enfoque busca mejorar la competitividad en mercados internacionales.
Modelo de desarrollo regional
El cacao no solo es una fuente de ingresos, sino también una oportunidad para posicionar a Paraíso como líder en la producción regional. La calidad del suelo y el clima favorable son elementos clave para esta proyección.
En palabras de Peña Piñan, el trabajo coordinado con los productores ha demostrado que las metas son alcanzables cuando se combinan esfuerzos técnicos y comunitarios: “Cuando enseñas metodologías de innovación y bajo costo, los productores lo reciben con alegría, viendo mejoras reales en sus cultivos.”
El futuro del Valle del Paraíso parece prometedor, con el cacao como símbolo de esperanza. Los agricultores, comprometidos con su tierra y sus familias, continúan trabajando para superar los retos y alcanzar un nivel de excelencia que beneficie a toda la zona.