Las Reservas de Biósfera son áreas representativas creadas para promover un equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. Se trata de una designación otorgada por la Unesco que significa un reconocimiento mundial por su innovación y demostración de desarrollo sostenible y ordenamiento territorial.
Además de la conservación ambiental, en estos espacios se impulsa el desarrollo económico y humano. Ello implica la investigación, la educación y el intercambio de información entre las reservas que forman la red mundial. Vienen a ser como laboratorios vivientes para la investigación y demostración del manejo y uso sostenible de terreno, agua y biodiversidad.

Historia
La «Conferencia de la Biósfera» organizada por la Unesco en 1968 fue la primera cita intergubernamental para examinar la manera de reconciliar la conservación y el uso de los recursos naturales. Esta conferencia dio lugar a la puesta en marcha del programa «El Hombre y la Biósfera» en 1970.
Uno de los proyectos del programa era establecer una red mundial de sitios que representaran los principales ecosistemas donde los recursos genéticos estarían protegidos. Además, donde la investigación sobre los ecosistemas, el monitoreo y capacitación podrían realizarse. A estos lugares se les denominó «Reservas de Biósfera» en referencia al programa El Hombre y la Biósfera.

El caso peruano
Poseemos las Reservas de Biósfera: Huascarán, Manú y Noroeste Amotapes-Manglares (1977), Oxapampa-Ashaninka-Yanesha (2010), Gran Pajatén (2016), Bosques de Neblina – Selva Central (2020), Avireri-Vraem (2021) y Bicentenario Ayacucho (2023). Cabe citar que en 2017 se reconoció la primera Reserva de biósfera Transfronteriza de América del Sur: Bosque de Paz. Esta es impulsada por el Perú y Ecuador.
Se tiene proyectado para el 2024 la creación de la Reserva de Biósfera Machupicchu-Choquequirao. Recientemente, el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) anunció que la iniciativa es el “próximo reto conjunto” a concretar.