PASCO. En el corazón de Oxapampa, entre los bosques del Parque Nacional Yanachaga Chemillén, se alza una figura destacada en la conservación: Salomé Antezano Angoma. Ingeniera forestal y gestora ambiental, Salomé ha dedicado gran parte de su vida a las Áreas Naturales Protegidas del Perú. Por ello, en el marco del Día Internacional de la Mujer, entrevistamos a esta especialista, cuya voz resuena en el trabajo por un futuro sostenible.
Criada en una familia que valoraba la tierra, su conexión con el ambiente se cultivó desde temprana edad. «Vengo de una parte rural, desde muy pequeña mis padres me iniciaron en el tema de convivir con la naturaleza», comparte Salomé, recordando sus días explorando los campos junto a su padre.
Con formación como ingeniera forestal en la Universidad Nacional del Centro del Perú, y estudios de maestría en Gestión Ambiental y Manejo de Recursos Naturales, Antezano Angoma canalizó su pasión hacia la conservación. Sus primeros pasos en el Santuario Nacional Ampay en Apurímac la llevaron a descubrir su verdadera vocación. «Acabé la universidad y la tesis la realicé en un Área Natural Protegida. Eso ayudó a ver a qué me quería dedicar», explica.
Compromiso por el PN Yanachaga Chemillén
Después de completar sus estudios, Salomé Antezano empezó en el mundo de la investigación, dedicando años al estudio de sistemas agroforestales y a la divulgación de sus hallazgos entre los productores locales. Llegando a trabajar en el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inrena) y en el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA).
En febrero del 2010, Salomé ingresó como especialista al Parque Nacional Yanachaga Chemillén. Con su experiencia en conservación y su conocimiento del área, en solo cuatro años se convirtió en jefa de esta ANP, permaneciendo en el cargo hasta el día de hoy. «El reto es grande, pero con dedicación y trabajo en equipo, podemos lograr mucho. Conocer el área ha sido una fortaleza para mí y conocer al personal hace que esta gestión sea horizontal, no vertical», afirma Salomé.
Además, resalta que la gestión no sólo esté integrada por el jefe del área, sino por todo el equipo. “Desde los guardaparques, el personal administrativo que cumplen un rol muy importante, hasta el jefe del área, todos de manera conjunta», añade.
Papel de la mujer en la conservación
Una de las prioridades de Salomé Antezano es promover el papel de la mujer en la conservación. La especialista reconoce el importante papel que desempeñan en la protección de estas áreas. «Nadie defiende algo que no conoce», destaca Antezano, enfatizando la importancia de involucrar a las comunidades locales en la gestión de los recursos naturales.
Asimismo, destaca la gran diversidad biológica, pues conserva más de la cuarta parte de la flora registrada en el Perú, registrando más de 700 especies de orquídeas en esta ANP. “Si bien es cierto, el objetivo de las áreas naturales protegidas es la conservación de la diversidad biológica, también es promover el desarrollo sostenible dentro de estos espacios” para el beneficio de la población, rescata.
Por otro lado, Antezano recalcó la reciente implementación del nuevo ejecutor del contrato de administración de esta ANP, el Consorcio Kowen Antami. “Con este mecanismo de cogestión buscamos lograr una gestión efectiva del Yanachaga Chemillén conservando la gran riqueza biológica, los servicios ecosistémicos que provee el área protegida, así como contribuir a dinamizar el desarrollo sostenible de la ciudadanía ubicada en la provincia de Oxapampa, manifiesta.
“A las Áreas Naturales Protegidas ya no se les puede ver como algo que no se puede tocar. Tenemos que contribuir al desarrollo sostenible local, regional y nacional. Los servicios ecosistémicos que proveen estas áreas son justamente para el beneficio de la población, como el agua, pues Oxapampa toma agua proveniente del parque”, asegura.
Desafíos en la gestión
Antezano enfrenta desafíos significativos en su labor, incluida la constante presión sobre los recursos naturales y la amenaza de la deforestación. Sin embargo, ve estas dificultades como oportunidades para fortalecer la colaboración entre instituciones público-privadas y comunidades en la búsqueda de soluciones sostenibles. «Solo trabajando juntos podemos garantizar la conservación de nuestras áreas naturales protegidas», subraya.
Mirando hacia el futuro, Salomé Antezano cree que el reto más fuerte “es mirar el territorio con una mirada más allá de nuestras áreas naturales protegidas, con una mirada de paisaje”. Antezano aspira a dejar un legado de conservación y desarrollo sostenible para las próximas generaciones. «Quiero dejar un mundo mejor para mi hija y las generaciones futuras», concluye.