La reciente revelación de que el Gobierno Regional de Puno, bajo la administración de Richard Hancco, destinó más de 11 millones de soles a la adquisición de bebidas y productos alimenticios para consumo humano en 2024, es un golpe devastador para la imagen de una gestión que se autodenominó «exitosa».
Puno, una de las regiones con mayor pobreza en el Perú, con un alarmante 41% de pobreza total y un 10.8% de pobreza extrema según INEI, no puede permitirse lujos de esta magnitud. Mientras la región carece de infraestructura básica en salud, educación y agricultura, el gobierno de Hancco decidió desviar millones de soles en algo tan innecesario como la compra de bebidas.
¿Cómo justificar este derroche en un contexto donde los ciudadanos luchan diariamente por acceder a servicios básicos, donde las escuelas se caen a pedazos y los campos de cultivo carecen de riego adecuado? Es inaceptable que en lugar de invertir en soluciones concretas que impacten la vida de los puneños, se haya priorizado el consumo de productos que no contribuyen al bienestar colectivo.
Este gasto que se puede apreciar en Consulta Amigable, no es solo una falta de prioridades por parte del gobierno de Richard Hancco, es una demostración de desconexión con la realidad de la región. Los recursos destinados a estas compras podrían haber sido mejor utilizados en sectores clave como la salud, la educación, o la infraestructura agropecuaria, áreas que necesitan atención urgente. Sin embargo, parece que lo único que se buscó fue una ejecución presupuestal rápida y, al parecer, innecesaria.
Es más, el Gobierno Regional de Puno también incurrió en la compra de maquinaria por un total de 116 millones de soles, una cifra considerable que ha levantado sospechas de corrupción y que, según denuncias, no ha generado los resultados esperados. Esta compra de maquinaria, lejos de ser una inversión productiva, parece ser parte de una estrategia para inflar el gasto público, sin tomar en cuenta el impacto real en el desarrollo de la región.
La falta de transparencia y las decisiones tomadas en este contexto demuestran una clara prioridad por la apariencia de gestión exitosa, más que por una verdadera planificación que beneficie a la región. Los puneños necesitan respuestas y explicaciones claras sobre el uso de su dinero, especialmente cuando las necesidades son tan apremiantes.
El gasto de 11 millones de soles en bebidas es una burla a la población. En una región tan empobrecida, se debería priorizar la inversión en áreas que, de verdad, puedan transformar la vida de sus habitantes. Es hora de que la administración de Hancco rinda cuentas por este derroche, y que la región de Puno empiece a ver cómo se invierten sus recursos, no en lujos innecesarios, sino en soluciones duraderas y efectivas para quienes más lo necesitan.
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