Productores de la comunidad campesina de Tingo Paccha, en la provincia de Jauja, Junín, han cosechado más de 2 toneladas de semillas de tarwi, variedad Andenes 90, una de las más prometedoras en términos de calidad genética. La cosecha se realizó en una parcela demostrativa instalada por el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA).
Asistencia técnica para optimizar la producción
La producción de estas semillas fue posible gracias a la asistencia técnica proporcionada por el INIA, a través de la Estación Experimental Agraria Santa Ana. Los agricultores locales recibieron apoyo en varias áreas clave, como el control de plagas y enfermedades, el monitoreo de la fertilidad del suelo, y las mejores prácticas en los procesos de siembra, cosecha y postcosecha. Este acompañamiento permitirá a los productores triplicar el rendimiento en sus hectáreas de cultivo y mejorar la adaptación de las plantas a diferentes condiciones climáticas.
Además, se espera que el uso de esta variedad de tarwi, resistente a plagas y enfermedades, fortalezca la producción local en al menos 15 hectáreas de terreno, contribuyendo así a un aumento en la productividad agrícola de la zona.
Características de la variedad Andenes 90
El tarwi Andenes 90, desarrollado por el INIA, es conocido por su alta resistencia y rendimiento. Esta variedad de tarwi tiene la capacidad de aumentar la productividad de las hectáreas de cultivo en al menos un 70%, lo que representa una mejora significativa en comparación con variedades anteriores. Además, su tolerancia a las principales plagas del cultivo y su capacidad para conservar la fertilidad del suelo hacen de este producto una opción atractiva para los agricultores.

El tarwi, también llamado chocho o lupino andino, es una leguminosa con un alto valor nutricional. Contiene entre un 41% y un 51% de proteínas, así como entre un 14% y un 24% de aceites, lo que lo convierte en un alimento clave para la dieta de las comunidades andinas. Este cultivo se cultiva principalmente entre los 1500 y 3850 metros sobre el nivel del mar y es fundamental para combatir la desnutrición infantil en las regiones rurales.
Transferencia de conocimientos y sostenibilidad
El proyecto Prosem, impulsado por el INIA, también tiene como objetivo transferir a los productores conocimientos sobre la conservación de la fertilidad del suelo y las mejores prácticas para la comercialización de semillas de alto valor. Con esta transferencia de tecnología y metodologías, se espera que los agricultores no solo mejoren sus rendimientos, sino que también accedan a nuevos mercados, lo que generará ingresos adicionales.
El impacto de este proyecto podría ser significativo para la economía local, pues la región de Junín tiene el potencial de posicionarse como un nuevo centro de producción de tarwi de calidad. En el ámbito nacional, La Libertad es el principal productor de tarwi, con un 32% de la producción, seguido por Cusco (15%) y Apurímac (9%).


