Desde joven, Juan Gómez Henríquez ha dedicado su vida a la apicultura. Comenzó a trabajar con abejas a los 14 años en Puerto Ángel, inspirado por su tío. Con el tiempo, Juan adquirió su primer cajón y empezó a manejar colmenas, una labor que lleva perfeccionando por casi tres décadas. En su fundo, ubicado en Pueblo Nuevo, Juan diversifica sus actividades. Además de la apicultura, cultiva plátanos, naranjas y otros productos para mantener a su familia. «Este es un trabajo que no chorrea la plata, pero gotea, y con eso vamos día a día», explica.
Desde hace dos años, el productor también ha incursionado en la crianza de abejas nativas, una especie menos conocida pero con un alto potencial económico. Según explica, estas abejas son más dóciles y fáciles de manejar. «La cosecha es una vez al año, pero depende de la floración. Todavía estoy aprendiendo a manejarlas mejor», detalla.
Abejas nativas
La transición hacia la crianza de abejas nativas fue motivada gracias a la ONG Envol Vert. Allí aprendió sobre el potencial de estas abejas, conocidas por producir una miel de alto valor comercial, cotizada entre 500 y 600 soles por medio kilo.
A pesar de los desafíos, la crianza de abejas nativas se ha convertido en una actividad viable para Juan y otros agricultores de la zona. “Es más fácil manejarlas, no necesitas trajes ni equipos especiales. Además, su producto es más cotizado”, comenta.
Apoyo de Envol Vert
Envol Vert ha sido clave en el desarrollo de esta iniciativa en Leoncio Prado. La ONG ha trabajado desde la capacitación técnica hasta la comercialización. El proyecto incluye a los distritos de Pueblo Nuevo, José Carlos Mariátegui y Anda.
Con proyectos como este, Juan Gómez y otros productores no solo mejoran su calidad de vida, sino que contribuyen a la conservación de los bosques y al desarrollo sostenible de sus comunidades.