El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, nos invita a reflexionar y a actuar, según Rosa Ballardo Japan, responsable del Área de Prevención y Promoción del Centro Emergencia Mujer Tingo María. “La violencia no se resuelve rápidamente; es un problema que necesita el esfuerzo de toda la sociedad”, explicó, subrayando que el impacto del maltrato no se limita a las víctimas, sino que afecta a familias enteras.
Un tema crucial es la tolerancia frente a conductas violentas. Ballardo enfatiza que justificar agresiones con frases como “solo fue un grito” o “estaba molesto” perpetúa el problema. “No podemos tolerar ninguna forma de violencia ni justificar actos basados en roles tradicionales o relaciones de poder”, añadió.
La violencia política de las décadas de 1980 y 1990 también dejó secuelas profundas en la provincia, según Ballardo. Muchas personas crecieron con temor y traumas psicológicos que aún afectan su salud mental y sus relaciones familiares.
La importancia de denunciar
Ballardo destacó la relevancia de denunciar actos de violencia y buscar apoyo institucional. Sin embargo, reconoció los retos internos en estas entidades: “Dentro de las instituciones también puede haber agresores, pero como sociedad no debemos quedarnos callados. Si un policía no admite la denuncia o la Fiscalía no investiga, debemos exigir que actúen”.
El trabajo de prevención debe comenzar en las familias y comunidades, fomentando valores de respeto y equidad desde la infancia. Además, resaltó la necesidad de empatizar con las víctimas y rechazar al agresor, evitando culpabilizar a quienes han sufrido violencia.
El aumento de denuncias también es un indicador de cambio positivo. “Hoy, más niños y adolescentes alzan su voz para reportar maltratos y abusos. Eso significa que están conociendo sus derechos y las instituciones disponibles para ayudarlos”, afirmó Ballardo.
Empoderamiento y resiliencia
El empoderamiento, según Ballardo, es un elemento clave para romper ciclos de violencia. “Empoderarse no es solo quererse y valorarse, sino también construir redes de apoyo, fijarse metas claras y mejorar el entorno familiar y social”, explicó. En esta línea, resaltó la estrategia Hombres por la Igualdad, que crea espacios para que los hombres reflexionen sobre sus roles y relaciones, promoviendo su participación en la lucha contra la violencia de género.
El mensaje final es claro: la prevención no solo salva vidas, sino que también permite construir una sociedad más equitativa y libre de violencia. En palabras de Ballardo: “Prevenimos para proteger; prevenimos para que ninguna mujer, niña, niño o adolescente sufra violencia sexual; prevenimos para que las familias sean espacios seguros y para que las instituciones trabajen en fortalecer, no solo en remediar”.