El asesinato de la dirigente Sara Calla Cheje tuvo como respuesta una paralización de 48 horas en la cual, 7 locales nocturnos fueron quemados por una multitud harta de los crímenes dados en alrededores del cruce de la avenida Circunvalación con Jirón Pierola.
Este pasaje negro y triste de la historia juliaqueña no se puede comprender sin dar un repaso a la guerra velada entre vecinos y empresarios de la carne quienes instalaron el negocio de “prostibares” y le han robado la tranquilidad a los vecinos. Esta es la historia:
El cruce maldito
Durante el día, el cruce del Jirón Pierola con la Avenida Circunvalación es una calle como tantas de la ciudad de Juliaca: polvorienta, fría e inundable. Basta con caminar tres cuadras para llegar al terminal terrestre por lo que se adivina el tráfico intenso. Caída la noche, se encienden los “focos rojos”.
En Juliaca, la capital de los negocios, llena de varones adinerados por actividades legales e ilegales, morales o inmorales, se demanda placer y diversión como se demanda el pan.
Los focos rojos son una promesa de sexo servida con licor. Los hábiles negociantes calceteros acondicionan sus viviendas con equipos de música, luces de tonos rojizos, contratan señoritas y venden licor a raudales.
Los cuerpos voluptuosos, los escotes, las mallas, los labios pintados a rojo fuego atraen a hombres trabajadores, padres de familia o estudiantes, pero también es el lugar donde el ladrón derrocha el botín.
Junto a los focos rojos, se confunden los bares, discotecas y hospedajes baratos que complementan el negocio de las putas. Además, como una burla, a 20 metros se ubica una comisaría y el cuartel de serenazgo.
Reguero de sangre
Así no extraña que un 4 de abril del año 2023 un hombre de 44 años llamado Manuel Monge fue baleado luego de una discusión con vigilantes de uno de esos locales. Murió en el hospital mientras sus tres amigos eran atendidos en un hospital que se cae a pedazos.
Basta escribir “Avenida Circunvalación balacera Juliaca” en el buscador Google para encontrarse con un reguero de sangre en puntos cercanos al cruce de Jirón Pierola con la Avenida Circunvalación.
Se trata de un cruce maldito, pero no por fuerzas sobrenaturales sino por la delincuencia.
El 19 de agosto de 2016, el estudiante de ingeniería civil José Ángel Hilasaca Cutipa, que ganaba algunos soles como vigilante para pagar sus estudios, murió acuchillado cuando intentó mediar en una gresca.
Según los testigos, la muerte ocurrió dentro del establecimiento, pero los responsables sacaron su cadáver y lo arrojaron, como una bolsa de basura, muy cerca de la avenida Circunvalación.
El 9 de octubre del 2021, el venezolano Jordi José Emilia González fue apuñalado después de tomarse unos tragos en un local conocido como “La Movida”.
El 19 de agosto de 2017, a dos cuadras de distancia, Percy Tape Palomino (37) y Elmer Henry Tapara Tipo (25) murieron acribillados con certeros disparos que ingresaron por el oído de uno de ellos y destrozaron la cabeza del otro. Entre sus pertenencias se hallaron un pasamontañas, dos guantes, una cacerina y una bolsa repleta de balas.
El 19 de noviembre de 2023, exactamente en el cruce del jirón Pierola con la avenida Circunvalación, se desató una feroz balacera. Entre mesas y cervezas, los delincuentes descargaron más de diez disparos, terminando con la vida de uno de ellos y enviando al hospital a otros tres.
Sara Calla
Sara Calla Cheje era una maestra de inicial y madre de dos hijos. Vivía en una casa ni humilde ni lujosa, pintada de naranja y con puerta metálica blanca. Quiso el destino que su propiedad esté, desgraciadamente, en el cruce del Jirón Pierola con Circunvalación.
Por la noche, la despertaban los balazos, las grescas, las botellas rotas; en la mañana veía los cuerpos tendidos, los cráneos destrozados, la sangre manchando el piso, los policías rodeando la escena, el levantamiento de los cuerpos, el revuelo de la prensa y la consternación de sus vecinos.
La mujer no era de las que se ocultan y bajan la cabeza. Por algo era presidenta del barrio Villa Hermosa de Misti. Sus vecinos la recuerdan con un altavoz en la mano, exigiendo el cierre definitivo de esos antros luego de la balacera de noviembre del año 2023.
Desde hace más de una década hay una lucha constante entre los vecinos que quieren tranquilidad para sus hijos y los propietarios de los locales que han formado pequeños imperios sobre la base de las putas.
Quemar y renacer
En Juliaca, se queman locales cada cierto tiempo. En el año 2022 los vecinos del barrio Cerro Colorado tomaron la iniciativa; en el 2021 le tocó arder a los locales del jirón Libertad; en el año 2016, en medio de una paralización, quemaron locales del jirón Pierola y de otros 11 puntos de la ciudad arrasando más de 40 locales en total.
Un local instalado en un inmueble de cuatro pisos ubicado en el cruce maldito, va por su segundo incendio y, se prevé que renacerá de sus cenizas prendiendo nuevamente sus focos rojos.
El municipio cierra o finge cerrar locales sin eficacia. Desaparecer esos antros es como podar en la selva.
Fuentes confiables de la ciudad Calcetera indican que un buen fin de semana algunos de los barones de los “chongos” ganan fácilmente S/ 40 mil un dinero suficiente para torcer a las autoridades y amedrentar dirigentes.
“Los señores discotequeros están pagando cupos, están pagando favores políticos”, dijo el dirigente Antero Pimental Esquivias quien, por cierto, fue amenazado de muerte mediante una llamada telefónica y un mensaje.
Como él son varios dirigentes que denunciaron que, tras una llamada de un teléfono de número desconocido, una voz a veces con acento extranjero, les anunció la muerte. Alguien no quiere que se movilicen para que el municipio cierre los locales.
Sara, por su puesto, era un blanco clave. Había logrado cerrar algunos establecimientos al otro lado del terminal terrestre y, estaba en franca campaña para lograr el cierre de los locales de su calle.
“Tony Montana”
Fuentes confiables indicaron que uno de los más molestos con ella era el dueño del local más grande de la zona, se hace llamar Tony Montana y tiene un local cuyo primer piso ofrece damas de compañía y, en las plantas altas, ofrece, a manera de matadero, habitaciones de hospedaje.
Este 17 de junio, Sara se embarcó en su auto para dirigirse a Desaguadero. No sabía que su viaje era el último y jamás volvería a ver sus pequeños alumnos del centro educativo inicial Los Angelitos de Kelullo.
Se debe tratar de un asesino experimentado, pues le bastó un disparo para fulminar a la valerosa mujer. De acuerdo a fuentes policiales, el desgraciado tuvo que correr solo unos metros antes de abordar un vehículo y desaparecer del cuadro enfocado por la cámara de seguridad.
Sin solución salvo mover
Con todo lo narrado, la quema de locales de este 19 de junio era una consecuencia natural. Tras las lágrimas vino el fuego; al día siguiente de la multitudinaria despedida de Sara, la impotencia se desahogó con 7 locales, entre los cuales, no estaba el de “Tony Montana”.
No se permitieron celulares grabando, y se informó de delincuentes confundidos entre los protestantes quienes aprovecharon el revuelo para llevarse algo.
Como en la peor resaca, la mañana de este 20, se apreciaron los locales manchados de negro y algunos enseres reducidos a cenizas.
Entendidos consultados por este medio, indican que la única salida viable para los vecinos es la creación de una verdadera zona rosa. Los delincuentes, las balas, las putas, los tragos, no se pueden eliminar, solo mover.
J. Carlos Flores Vargas
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