El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha lanzado una advertencia global sobre el alarmante ritmo de desaparición de los bosques tropicales. La agencia hizo un llamado urgente a triplicar las inversiones anuales destinadas a la conservación, elevando el gasto de los actuales $84 mil millones de dólares a $300 mil millones de dólares para 2030. Esta inyección de capital es crucial, pues los flujos de financiación actuales son «insuficientes y están mal dirigidos».
La directora ejecutiva del PNUMA, Inger Andersen, enfatizó que los bosques son mucho más que reservorios de carbono; son la «infraestructura de nuestros sistemas globales de alimentación, agua y economía». No invertir en su protección equivale a subestimar su verdadero valor en un momento de crisis climática.
Bosques de alto riesgo, beneficios de alto valor
Un informe clave del PNUMA, «Bosques en alto riesgo, retornos de alto valor», cuantifica los múltiples beneficios de proteger 391 millones de hectáreas de bosques tropicales en peligro, una superficie equivalente a la de la Unión Europea.
El estudio concluye que estos bosques son esenciales para la humanidad:
- Ahorro climático: Su conservación ayuda a evitar aproximadamente $81 mil millones de dólares en daños relacionados con el clima anualmente.
- Seguridad alimentaria: Sustentan a los polinizadores que garantizan los rendimientos agrícolas necesarios para cubrir las necesidades nutricionales de diez millones de personas cada año.
- Resiliencia social: Su protección es vital para 25 millones de personas en situación de pobreza material que dependen de los recursos forestales para su sustento.

El informe subraya que estos beneficios colaterales son especialmente cruciales para las mujeres y los pueblos indígenas, cuya resiliencia está estrechamente vinculada a los ecosistemas forestales.
El déficit de financiación y los subsidios perjudiciales
El segundo informe, «El estado de la financiación forestal», identifica por primera vez la magnitud del déficit financiero que impide la gestión sostenible de los bosques. Para 2030, se necesita un aumento de tres a seis veces las inversiones actuales.
La paradoja es que, mientras la inversión privada se mantiene modesta ($7.5 mil millones en 2023), los subsidios potencialmente perjudiciales para el medio ambiente superan los $400 mil millones de dólares al año. Estos subsidios, lejos de ayudar, contribuyen a la pérdida de 2.2 millones de hectáreas de bosque cada año, una superficie más de 30 veces mayor que la ciudad de Nairobi, sede del PNUMA.
La agencia insiste en que para combatir la deforestación y cumplir con los acuerdos internacionales (como el Acuerdo de París y Kunming-Montreal), es urgente redirigir los flujos financieros lejos de las actividades que destruyen el bosque y alinear los incentivos fiscales con los objetivos de sostenibilidad y seguridad alimentaria.


