La humanidad se enfrenta a una encrucijada económica y existencial: continuar por un camino de degradación ambiental que ya cuesta billones de dólares, o transformar los sistemas globales para desbloquear ganancias anuales de al menos 20 billones de dólares estadounidenses. Así lo concluye la séptima edición de las Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO-7), el informe más exhaustivo jamás realizado sobre el estado del planeta, presentado hoy durante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
El documento, elaborado por 287 científicos de 82 países, proyecta que invertir en un clima estable, una naturaleza saludable y un planeta libre de contaminación no solo generaría un PIB mundial adicional masivo, sino que también evitaría millones de muertes y sacaría a cientos de millones de personas de la pobreza y el hambre.
El alto costo de la inacción
El informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) es contundente respecto al precio que ya estamos pagando. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación tienen un impacto económico que asciende a billones de dólares al año.
Los datos actuales son alarmantes: las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado un 1,5% anual desde 1990, alcanzando un máximo histórico en 2024. Los fenómenos meteorológicos extremos han costado 143.000 millones de dólares anuales en las últimas dos décadas, y nueve millones de muertes al año son atribuibles a la contaminación, cuyos daños a la salud costaron 8,1 billones de dólares solo en 2019. Además, entre el 20 y el 40 por ciento de la superficie terrestre mundial está degradada, afectando a más de tres mil millones de personas.
Si se mantiene el modelo actual, el informe advierte que el aumento de la temperatura global superará los 2,0 °C para la década de 2040. Económicamente, esto se traduciría en una reducción del PIB mundial del 4% para 2050 y de un 20% para finales de siglo. Además, la crisis climática podría reducir la disponibilidad de alimentos por persona en un 3,4% para mediados de siglo.

Un dividendo de 20 billones de dólares
Frente a este escenario, el GEO-7 propone vías de transformación que abarcan a toda la sociedad y el gobierno. Los beneficios macroeconómicos de estos cambios comenzarían a notarse en 2050, alcanzarían los 20 billones de dólares anuales para 2070 y podrían llegar a los 100 billones posteriormente.
Estas ganancias económicas irían acompañadas de enormes beneficios sociales. Se estima que, para 2050, podrían evitarse nueve millones de muertes prematuras gracias a la reducción de la contaminación atmosférica. Asimismo, casi 200 millones de personas podrían salir de la desnutrición y más de 100 millones escaparían de la pobreza extrema.
Inger Andersen, Directora Ejecutiva del PNUMA, resumió la situación como una opción sencilla para la humanidad: elegir entre un futuro devastado o cambiar de rumbo para asegurar economías y poblaciones saludables. Andersen sentenció que esto no es una opción en absoluto, haciendo un llamamiento a las naciones para impulsar sus economías hacia un futuro sostenible.
Cinco áreas clave para la transformación
Para lograr el escenario de emisiones netas cero y restaurar la biodiversidad, se requiere una inversión anual de aproximadamente 8 billones de dólares hasta 2050. El informe destaca que el costo de no actuar es mucho mayor y delinea cambios radicales en cinco sistemas:
1. Economía y finanzas: Abandonar el PIB como única métrica y adoptar indicadores que midan el capital humano y natural, además de eliminar subsidios dañinos para la naturaleza.
2. Energía: Descarbonizar el suministro, aumentar la eficiencia y abordar la pobreza energética.
3. Sistemas alimentarios: Transitar hacia dietas sostenibles y reducir el desperdicio de alimentos.
4. Materiales y desechos: Implementar la circularidad y cambiar la mentalidad de consumo hacia modelos regenerativos.
5. Ambiente: Acelerar la restauración de ecosistemas y utilizar soluciones basadas en la naturaleza para la adaptación climática.
El informe concluye instando a gobiernos, sector privado y sociedad civil a aprovechar los progresos ya logrados, como el auge de las energías renovables y los acuerdos globales, para colaborar en el diseño de un futuro próspero.


