En un momento crucial para la conservación de la biodiversidad, las mujeres indígenas de América Latina y el Caribe, reunidas en la ciudad de Panamá los días 28 y 29 de septiembre de 2024, han emitido una declaración en la que exigen una participación activa en la décima sexta Conferencia de las Partes (COP16), que se celebrará del 21 de octubre al 1 de noviembre en Cali, Colombia. Esta declaración subraya la importancia de su conocimiento ancestral y su relación directa con el territorio y la Madre Tierra.
Guardianas del conocimiento tradicional
Las mujeres indígenas de Abya Yala reafirman su rol como «poseedoras, protectoras, defensoras y transmisoras» de los conocimientos tradicionales que han sido fundamentales para la conservación de la biodiversidad. Abya Yala, término en lengua kuna que significa «tierra en plena madurez» o «tierra viva», es el nombre ancestral que los pueblos indígenas utilizan para referirse al continente americano, reivindicando su visión del territorio como un espacio de vida y armonía entre las comunidades y la naturaleza.
Estos saberes, según las lideresas, están profundamente conectados con la cosmovisión indígena y la espiritualidad, aspectos que consideran esenciales para enfrentar las crisis ambientales actuales. «Las mujeres vivimos en nuestros territorios, en el barro, ahí nos interrelacionamos con los animalitos, las plantas, los bichos, así conservamos la biodiversidad», expresó Margarita Hernández, del pueblo tsotsil, en la declaración.
Exigen participación en decisiones clave
Uno de los puntos centrales de la declaración es la exigencia de una participación plena y efectiva de las mujeres indígenas en la aplicación del Marco Mundial de Biodiversidad de Kunming-Montreal, especialmente en la Meta 23 y el Plan de Acción de Género. Las indígenas también reclaman un rol activo en la revisión de las estrategias y planes de acción nacionales sobre biodiversidad.
Asimismo, solicitan un «órgano subsidiario permanente» para garantizar el desarrollo continuo de directrices internacionales que promuevan y protejan los conocimientos tradicionales. Este órgano, según la declaración, debe trabajar en estrecha coordinación con otros foros internacionales relacionados con el cambio climático, derechos humanos y cultura.
Las mujeres indígenas también piden que se implementen de manera inmediata varias tareas críticas del nuevo Programa de Trabajo. En particular, destacan la necesidad de desarrollar directrices para reconocer los territorios indígenas como áreas clave para la conservación de la biodiversidad. A su vez, solicitan que las políticas públicas incluyan un enfoque intergeneracional que garantice la participación de mujeres y jóvenes indígenas.
Distribución justa de beneficios
La declaración también toca temas económicos, exigiendo una distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los conocimientos tradicionales y los recursos genéticos. Las mujeres indígenas demandan que sus derechos específicos, como el Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI), sean respetados en estos procesos, y que se les garantice una participación equitativa en los beneficios monetarios y no monetarios.
Otro aspecto clave de la declaración es el llamado al fortalecimiento de capacidades en las comunidades indígenas. Esto incluye la elaboración de protocolos comunitarios bioculturales y la creación de plataformas de intercambio de conocimientos que permitan a las mujeres indígenas ejercer sus derechos y compartir sus saberes. También se hace énfasis en la necesidad de preservar las lenguas indígenas como parte del patrimonio cultural, a través de políticas que fomenten su revitalización.
Un llamado urgente al reconocimiento global
En línea con lo anterior, las mujeres indígenas proponen una alianza más estrecha entre la Convención sobre la Diversidad Biológica (CDB) y la Unesco reconociendo «el rol preponderante de las mujeres indígenas y su fortaleza espiritual en la relación entre naturaleza y cultura».
En conclusión, la declaración de la RMIB-LAC es un llamado urgente a los gobiernos y organismos internacionales para que reconozcan el papel fundamental de las mujeres indígenas en la protección de la biodiversidad.
