sábado 21, diciembre 2024

¿Moda sostenible o apropiación cultural? Habla Milka Franco, del colectivo Shipibas Muralistas

El caso de Anís Samanez desata un debate nacional sobre la protección de los derechos culturales de las comunidades indígenas.

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La polémica comenzó el 28 de noviembre, durante el evento Orígenes, organizado por la Asociación de Moda Sostenible del Perú (AMSP). La reconocida diseñadora peruana Anís Samanez relató que intentó colaborar con la comunidad shipibo-konibo para “inspirarse” en su arte kené. Según Samanez, al acercarse a la comunidad, el grupo le pidió 5000 dólares. La diseñadora consideró que esta solicitud era excesiva y defendió su posición, afirmando: “Yo también soy peruana, que yo haya nacido en la costa no significa que sea menos peruana que ellos”.

En sus propias palabras, Samanez explicó: “Voy a esta comunidad shipiba y les digo: ‘me encantaría trabajar con ustedes para hacer una colaboración, pero que ustedes me enseñen un poco más de su cultura y yo (…) les puedo enseñar a cambio mi experiencia en el diseño’». Posteriormente, añadió: “El ‘shereque’ me pidió 5000 dólares por enseñarme su cultura que es mía”.

Anís Samanez y José Forteza. La última foto es en el evento de Orígenes, acompañados por Annalucia Fasson.

Se pronuncia artista Milka Franco

El 4 de diciembre, Milka Franco, artista y miembro del colectivo Shipibas Muralistas que radica en Cantagallo, desmintió en un comunicado público estas declaraciones: “Ella se acercó al colectivo visitando nuestro taller en Barranco (no en la selva) diciendo que quería aprender de nuestra cultura e inspirarse de nuestros kenés para realizar y lanzar una línea de diseño de modas que iba a tener bastante visibilidad en los medios nacionales e internacionales”, relata. 

Franco precisó que durante las negociaciones, el colectivo acordó cobrarle 5000 soles (1336 dólares aproximadamente) por cada diseño, y no los 5000 dólares mencionados por Samanez. Según la artista, esta cifra fue remitida por Ricardo Franco Ahuanari, quien no es un «shereke», sino un dirigente vecinal de la comunidad shipiba. Pero Samanez rechazó esta propuesta, argumentando que solo buscaba “inspiración”. “Ella se mostró molesta diciendo que ese no es un precio justo para una colaboración con ellas; que solo quería inspirarse, no usar los kenés que le íbamos a vender”, se lee en el comunicado.

“También amenazó con denunciarme”

Luego de este rechazo por parte de la diseñadora, tres integrantes del colectivo aceptaron trabajar de forma individual con Samanez, bordando piezas por una semana a cambio de un pago total de 1200 soles (320 dólares aprox.), equivalente a 400 soles por cada una. Esta decisión, explicó la artista shipiba, se debió a las urgentes necesidades económicas que enfrentaban las artesanas.

Milka Franco añadió que la diseñadora reaccionó de forma agresiva cuando intentó contactarla por teléfono: “Me empezó a gritar de manera prepotente y agresiva. ​También me amenazó con denunciarme e incluso sugirió que yo debía ser quien debería pedirle perdón a ella. Esto, alegando de que el bullying que le están haciendo es por culpa mía y mi mal agradecimiento hacia sus buenas intenciones de querer ayudamos”, señala el pronuciamiento.

Durante el evento Orígenes, también participó en la mesa de Anís, José Forteza, editor de Vogue México y Latinoamérica, quien respaldó las declaraciones de la diseñadora, asegurando que “el patrimonio cultural de la humanidad es de todos”. Tras la intervención de Samanez, Forteza sentenció: “Yo te voy a respetar, pero tampoco te pongas difícil porque la realidad es que tú has mantenido este ancestro tan ‘mono’ y si no fuera porque ella (Samanez) hizo esto (una prenda) tú sigues muriéndote de hambre con el ancestro”.

Estas palabras fueron ampliamente criticadas en redes sociales, quienes las señalaron como un ejemplo de desconocimiento y desprecio hacia el valor cultural del arte kené. Días después, tanto Samanez como Forteza emitieron disculpas públicas. En el caso de Anís, aclaró que sus comentarios fueron hechos «con ligereza». La disculpa de la diseñadora fue publicada un día antes de que Milka Franco, artista shipiba, denunciara haber recibido agresión verbal de su parte.

El kené como arte ancestral

¿Por qué es importante el kené para la cultura peruana? El kené es un arte ancestral que simboliza la cosmovisión y el conocimiento profundo de los shipibo-konibo. Según Luisa Elvira Belaunde, en el libro ‘Kené: arte, ciencia y tradición en diseño‘, el kené es más que un simple diseño; es una representación simbólica de la conexión entre la comunidad y su territorio. A través de sus patrones geométricos, el kené expresa la sabiduría y los vínculos espirituales de este pueblo amazónico con su entorno natural.

“Entendido en su complejidad simbólica, el kené resulta no solo un elemento más de la sociedad shipibo-konibo, sino que resume la cosmovisión, el conocimiento y la estética de todo un pueblo, su tradición y raigamen en el tiempo. Es una fuente de información sobre su origen y los vínculos estrechos entre una comunidad y su territorio”, señala la autora en esta publicación del Instituto Nacional de Cultura.

Colectivo Shipibas Muralistas, luego de realizar un mural con arte kené. (Foto: CSP)

“Tenemos que hacer respetar nuestro arte amazónico”

La comunidad shipibo-konibo no tardó en responder ante las declaraciones de Samanez y Forteza. Olinda Silvano, destacada artista y lideresa indígena, expresó en entrevista con Exitosa su rechazo, enfatizando la falta de reconocimiento hacia el esfuerzo y el valor cultural de su trabajo: “No se está valorando nuestro trabajo. Tenemos que hacer respetar nuestro arte amazónico, nuestro kené. Nosotros hacemos con nuestra propia mano, lo bordamos, hacemos el kené con fibras naturales”. Además, explicó que confeccionar una manta bordada puede tomar entre tres y ocho meses, lo que resalta la dedicación y el arte detrás de cada pieza.

Por su parte, Sadith Silvano, también artista shipibo-konibo, subrayó que el kené no es un recurso comercial ni un diseño disponible para quien lo desee. En sus redes sociales, defendió que su uso requiere un entendimiento profundo y un respeto genuino por el contexto cultural que representa. “Se critica que usen el arte kené sin entender su significado, viéndolo solo como algo estético para comercializar. Esto es señalado como una forma de racismo y explotación cultural. Pido respeto a mi pueblo originario Shipibo-Konibo, patrimonio cultural inmaterial”, resaltó.

Apropiación cultural y vacío legal en Perú

El caso ha reabierto el debate sobre la apropiación cultural en el país. Elsa Amoretti, en su investigación ‘La moda étnica y la problemática en torno a la apropiación cultural en el Perú’, explica que este fenómeno ocurre cuando elementos de una cultura son utilizados sin autorización ni retribución para fines comerciales, descontextualizándolos y quitándoles valor. Según la autora, hasta la fecha nuestro país carece de una legislación que proteja efectivamente a las comunidades indígenas contra estas prácticas​.

Un intento de cambio surgió en 2018, cuando la congresista Tania Pariona presentó un proyecto de ley para garantizar compensaciones económicas por el uso de conocimientos tradicionales. Sin embargo, este quedó archivado. En 2021, se aprobó un dictamen relacionado, pero tampoco avanzó tras el cambio de legislatura y requeriría ser retomado por algún congresista para su discusión y eventual aprobación.

La “moda sostenible”, que busca respetar los derechos laborales y culturales, parece haber sido contradicha en este caso. Mientras la Asociación Moda Sostenible Perú, organizadora del evento, pidió disculpas por las declaraciones realizadas en Orígenes, el incidente pone en tela de juicio el compromiso de la industria con los principios que busca promover. La práctica denunciada por Franco y otras artesanas shipibas refleja una desconexión entre los discursos de sostenibilidad y la realidad que enfrentan las comunidades indígenas​.

Al centro, Olinda Silvano, reconocida artista shipibo-konibo y maestra del kené. (Fotograma de película ‘El viaje al origen del kené’)

Un llamado al respeto y la regulación

Después de que este caso se hiciera público, el Ministerio de Cultura emitió un comunicado en el que rechazó los comentarios de Samanez y Forteza, a la vez que reconoció el arte kené como Patrimonio Cultural de la Nación desde 2008. Sin embargo, queda claro que aún es necesario un marco legal más sólido para prevenir situaciones similares en el futuro. Recordemos que en 2017 se dio un caso similar entre la comunidad shipibo-konibo con la marca de ropa Kuna. La comunidad denunció que Kuna utilizaba diseños kené en sus productos textiles sin el debido consentimiento ni compensación, lo que llevó finalmente al retiro de la marca del mercado peruano. ¿Qué lecciones hemos aprendido de este episodio?

Milka Franco y el colectivo Shipibas Muralistas insisten la importancia de que se reconozca el valor de su arte y su derecho a decidir sobre el uso de sus símbolos culturales. En sus palabras: “Nadie puede aprovecharse de nadie por las necesidades de las familias de pocos recursos, tampoco del patrimonio cultural de un pueblo indígena como lo son los diseños del pueblo Shipibo-Konibo”. Este debate continúa, pero lo cierto es que este caso ha puesto el foco sobre una discusión urgente: ¿cómo puede Perú proteger su rica diversidad cultural en un mundo globalizado donde la apropiación cultural amenaza con borrar sus raíces?

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