Un nuevo estudio de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señala que los hogares de personas migrantes venezolanas contribuyen con más de 10.600 millones de dólares anuales a las economías de América Latina y el Caribe. El aporte se da principalmente a través del gasto en vivienda, alimentos, educación y servicios de salud, lo que refleja un impacto directo en la dinámica económica regional.
El informe, publicado este jueves en el marco del Día Internacional del Migrante, sostiene que este nivel de consumo impulsa el crecimiento económico y fortalece los mercados locales. Para la OIM, los datos confirman que la migración tiene un efecto positivo y medible en los países de acogida.
“Los países de América Latina y el Caribe han comprobado que la migración es una fuente de crecimiento económico, así como de creatividad y dinamismo”, afirmó la directora regional de la OIM para América Latina y el Caribe, Maria Moita.
Aportes al fisco y al empleo
Además del consumo, el estudio destaca las contribuciones fiscales de la población migrante venezolana. En conjunto, estos aportes representan alrededor del 1,2% de la recaudación tributaria total en los países analizados. En el caso de Colombia, la contribución ha superado los 529 millones de dólares en un solo año.
El documento también resalta el papel de los emprendimientos liderados por personas migrantes como generadores de empleo e inversión. En Panamá, estas empresas han creado cerca de 40.000 puestos de trabajo, mientras que en Aruba han impulsado inversiones que superan los 1.100 millones de dólares, con impacto en sectores como tecnología, turismo y gastronomía.

Formación y barreras persistentes
El análisis se basa en investigaciones realizadas desde 2021 en Colombia, Panamá, Ecuador, Chile, Costa Rica, República Dominicana, Perú y Aruba. Los resultados muestran que la población migrante venezolana cuenta con una sólida formación técnica y universitaria, alineada con las demandas de los mercados laborales de los países de acogida.
Sin embargo, ese potencial enfrenta limitaciones importantes. Según el estudio, el 82% de las personas venezolanas en la región trabaja en la informalidad y el 41% carece de acceso a crédito y a servicios financieros formales. Estas condiciones reducen su autonomía económica y restringen la expansión de sus actividades productivas.
La OIM precisa que la informalidad responde a obstáculos estructurales que dificultan el acceso al empleo formal, y no a los procesos de regularización. Esta situación limita la posibilidad de que los aportes económicos sean mayores y más sostenidos en el tiempo.
Regularización como base del impacto
El informe subraya que el impacto económico observado ha sido posible, en gran medida, por los esfuerzos de los gobiernos de la región para ampliar los procesos de documentación. De los 6,9 millones de venezolanos que viven en América Latina y el Caribe, cerca del 70% cuenta con un estatus migratorio regular.
Esta condición ha permitido que millones de personas accedan a oportunidades antes inaccesibles y avancen hacia una participación más amplia en las economías formales. Para la OIM, la regularización constituye una base necesaria para reducir la informalidad y potenciar los aportes económicos de la migración.
“Los hallazgos de este estudio muestran claramente que cuando los gobiernos amplían las oportunidades para las personas migrantes a través de procesos de regularización e integración, toda la sociedad se beneficia”.
Finalmente, la OIM hace un llamado a renovar el compromiso con políticas públicas que reconozcan las contribuciones de la población migrante, garanticen sus derechos y fortalezcan los procesos de integración, en beneficio de quienes migran y de las comunidades que los acogen.


