Con una antigüedad promedio de más de 14 años en sus vehículos, Perú enfrenta una «crisis silenciosa» que impacta directamente en la salud pública, la seguridad vial y la economía nacional. Mientras que países como Chile y Japón tienen flotas con un promedio de 10 y 9 años respectivamente, el envejecimiento del parque automotor peruano agrava la contaminación, la siniestralidad y la congestión urbana.
Jaime Graña Belmont, gerente general de la Asociación Automotriz del Perú (AAP), ha hecho un llamado urgente a la renovación para mitigar estos graves problemas.
Contaminación y salud
El parque automotor antiguo es un motor de contaminación. Las emisiones de partículas PM2.5 en Perú triplican los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), ubicándose entre las más altas de América Latina. Según un informe de la Universidad de Chicago, la contaminación vehicular provoca que los limeños pierdan un promedio de 2.2 años de vida. A nivel nacional, las infecciones respiratorias causaron más de 25 000 muertes en 2023, y el transporte es señalado como una de las principales fuentes de contaminación.
Este problema no solo tiene un costo humano, sino también económico. Un reporte de la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. estima que las muertes anuales en Lima y Callao por PM2.5 generan un costo de USD 12 800 millones. El país, que se comprometió en el Acuerdo de París a reducir sus emisiones, se aleja de su meta de carbono neutralidad al 2050.

Viejos vehículos, siniestros y congestión
La antigüedad de los vehículos también eleva el riesgo de siniestros. Un estudio del CIDATT reveló que el 78% de los vehículos de transporte público involucrados en accidentes fatales en Lima tienen más de 10 años. Los vehículos antiguos, al carecer de los modernos implementos de seguridad, no solo son una amenaza para sus ocupantes, sino para todos los ciudadanos.
A esto se suma el problema de la congestión vehicular, donde Lima se posiciona como la segunda ciudad más congestionada de América Latina. A pesar de tener menos vehículos por habitante que Chile o México, la ineficiencia de la flota antigua provoca mayor consumo de combustible y un alto déficit comercial de hidrocarburos, que en 2024 ascendió a USD 4905 millones.
Desde la AAP, Graña Belmont propone una serie de medidas para revertir esta crisis, como la implementación de un bono de chatarreo efectivo, el fortalecimiento de las inspecciones técnicas vehiculares y la promoción de tecnologías más limpias, como los vehículos híbridos y eléctricos. Sin una acción urgente, Perú seguirá pagando un alto precio en vidas, salud y economía.


