Natali Izaguirre trabajaba como asistente de ventas en una agencia de publicidad, empleo que había conseguido luego de desempeñarse en diferentes oficios. Apenas se estaba adaptando al país, llevaba un año en el Perú. Sin embargo, una ola de malas noticias la obligaron a regresar a Venezuela. Meses atrás, había fallecido su hermana; ahora, estaba a punto de fallecer su padre.
Llegó a Perú en noviembre de 2018 buscando un nuevo comienzo siendo psicóloga clínica, sin embargo, tuvo que pasar por mucho hasta ejercer su profesión. Hoy, es un ejemplo de resiliencia, logrando establecerse como psicóloga en Chiclayo, donde apoya tanto a sus compatriotas como a la comunidad local.
Primeros años en Perú
Al llegar a Lima, Natali tuvo que dejar de lado su carrera profesional. «Como todos sabemos, los migrantes no llegamos de una vez ejerciendo lo que somos, llegamos trabajando de lo que sea», recuerda la psicóloga. De esta forma, comenzó vendiendo cursos y licores, hasta que consiguió un empleo en una agencia de publicidad.
Su esposo e hijas llevaban más tiempo en Perú y se encontraban en Chiclayo. Sin embargo, Natali tuvo que regresar a Venezuela tras la muerte de su hermana y su padre en 2019. De esta forma, el año que llevaba adaptándose quedó resignado ante la necesidad de estar con su familia en ese duro momento. A pesar de tomar un vuelo lo antes posible, no tuvo la oportunidad de despedirse de su padre.
“Lamentablemente, cuando aterricé en el aeropuerto de Cúcuta, Colombia (rumbo a Venezuela), me dieron la noticia de que mi padre ya había fallecido”.
Regreso y desafíos durante la pandemia
Natali volvió a Perú en 2020, pero la pandemia trajo nuevos retos y lidiar con la partida de dos seres tan importantes en su vida no fue una labor sencilla. «Trabajé durante algunos meses en Lima, incluso llegué a manejar camiones, pero el impacto emocional fue tal que llegué a sufrir incluso alopecia areata», relata. En ese momento, entendió que su vida necesitaba un giro, así que se fue a vivir con sus hijas y su esposo a Chiclayo.
Durante este tiempo, Natali decidió reinventarse y comenzar a trabajar como psicóloga de manera virtual, enfocándose inicialmente en la diáspora venezolana. A pesar de los obstáculos, en 2022 logró validar su título en Perú y colegiarse como psicóloga. «El proceso fue largo, pero fue amigable y sin tantas trabas como en mi país», comenta Natali, quien actualmente trabaja con pacientes de diversas nacionalidades, incluidos peruanos.
Trabajo voluntario y xenofobia
Además de su práctica profesional, Natali también es voluntaria en una ONG local que asiste a migrantes, llamada Nic Maish. «Me he encontrado con muchos problemas de salud mental, básicamente relacionados con la ansiedad y la depresión», señala. También observó casos de xenofobia que afectan emocionalmente a sus compatriotas, especialmente a mujeres y jóvenes.
Natali Izaguirre es un ejemplo de cómo la resiliencia y la determinación pueden ayudar a superar los desafíos más difíciles. «Me adapto o me adapto», dice Natali, quien hoy no solo ha logrado establecerse como psicóloga en Perú, sino que también contribuye a la comunidad migrante a través de su trabajo y voluntariado.