lunes 22, diciembre 2025

Liberan más de 1500 crías de taricaya en el río Tahuamanu, en Madre de Dios

La liberación se realizó en una zona colindante al Parque Nacional Alto Purús. La acción forma parte de un esfuerzo de conservación que busca proteger los ecosistemas fluviales y contribuir a la subsistencia de pueblos indígenas en aislamiento.

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A orillas del río Tahuamanu, en la provincia del mismo nombre, más de 1500 crías de taricaya (Podocnemis unifilis) regresaron a su hábitat natural como parte de una iniciativa de conservación desarrollada en la región Madre de Dios. Las tortugas, de apenas dos semanas de nacidas, fueron liberadas en un tramo del río cercano al límite del Parque Nacional Alto Purús y la Reserva Territorial Madre de Dios.

La actividad reunió a técnicos de la Gerencia Forestal y de Fauna Silvestre, guardaparques del Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) y personal de la empresa forestal Maderacre, quienes participaron en la liberación de las crías en un punto considerado seguro y con alta calidad ambiental.

Cada una de las taricayas cabe en la palma de una mano. Al ser depositadas en la orilla, avanzaron lentamente hasta sumergirse en el río, iniciando un proceso clave para la recuperación de esta especie, considerada un indicador del buen estado de los ecosistemas fluviales amazónicos.

Para llegar al lugar, el equipo recorrió más de tres horas por carretera desde Puerto Maldonado hasta Iñapari y luego navegó cerca de 12 horas por el río Tahuamanu. Durante el trayecto se observó una alta diversidad de fauna silvestre, como aves, ronsocos y tortugas adultas, lo que evidencia el valor de conservación de esta cuenca.

Para llegar al lugar, el equipo recorrió más de tres horas por carretera desde Puerto Maldonado hasta Iñapari y luego navegó cerca de 12 horas por el río Tahuamanu. (Foto: Manuel Calloquispe)

Una especie clave para la Amazonía

La taricaya es una tortuga semiacuática que habita ríos y lagunas amazónicas. Durante la época de vaciante, entre julio y agosto, anida en playas arenosas, donde deposita sus huevos. Además de formar parte de la cadena alimentaria, cumple un rol ecológico al dispersar semillas y contribuir a la regeneración de bosques inundables.

Su presencia también está estrechamente vinculada a la subsistencia de los Pueblos Indígenas en Aislamiento y Contacto Inicial (PIACI) que habitan en zonas colindantes al parque y la reserva territorial. En temporadas secas, esta especie forma parte de su dieta tradicional, recolectada de manera directa en riberas y playas del río.

Amenazas y acciones de conservación

Pese a su importancia ecológica y cultural, la taricaya enfrenta una fuerte presión por la caza y la extracción ilegal de huevos, destinados al consumo y la venta en mercados locales. A ello se suma la inundación temprana de nidos y su lento ciclo reproductivo, ya que las hembras tardan varios años en alcanzar la madurez.

“Por estas condiciones, la taricaya está incluida en el Apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), como una especie vulnerable”, señaló la ingeniera forestal Deisy Flor Qqueso Jancco, representante de la sede operativa Tahuamanu de la Gerencia Forestal y de Fauna Silvestre.

Frente a este escenario, Maderacre y el Sernanp impulsan un programa conjunto de conservación que busca proteger la especie y repoblar zonas críticas del río. La iniciativa también incorpora protocolos de contingencia orientados a la protección de los PIACI.

El proceso se inicia con el monitoreo de playas de anidación y la recolección controlada de huevos durante la temporada reproductiva. Estos son trasladados a nidos artificiales y luego a una laguna protegida, donde se controla la temperatura y humedad hasta la eclosión. Las crías reciben cuidados especiales hasta alcanzar un tamaño adecuado para su liberación.

El proceso se inicia con el monitoreo de playas de anidación y la recolección controlada de huevos durante la temporada reproductiva. (Foto: Manuel Calloquispe)

“La conservación de la taricaya contribuye a mantener un ecosistema fluvial saludable y apoya la seguridad alimentaria de las poblaciones indígenas en aislamiento”, explicó el ingeniero forestal Luis Ñaña Soloacaya, jefe de Manejo Forestal de Maderacre. En la misma línea, la antropóloga Leslie Monteagudo Ccencho destacó que estas acciones se desarrollan respetando los derechos territoriales de los PIACI.

La liberación se realizó en una zona colindante a la concesión forestal de Maderacre, donde se manejan de forma sostenible cerca de 270 mil hectáreas de bosques amazónicos bajo certificaciones internacionales. En un territorio donde conviven áreas protegidas, concesiones forestales y territorios indígenas, la taricaya es un símbolo de equilibrio y conservación.

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