La Amazonía, un territorio crucial que alberga el 10% de la biodiversidad terrestre y el 20% del agua dulce del mundo, se encuentra en el centro de la estrategia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para combatir la crisis climática y la pobreza. La clave de esta estrategia es la bioeconomía, vista como una oportunidad para el desarrollo sostenible de la región.
Según Luiz Carlos Beduschi, Oficial Principal de Políticas en Desarrollo Territorial para América Latina y el Caribe de la FAO, la bioeconomía emerge como la alternativa que permite «combatir el hambre y la pobreza sin poner en riesgo la riqueza natural de la Amazonía».
La oportunidad de la bioeconomía circular
La urgencia de buscar soluciones se alinea con un enorme potencial económico. Beduschi explicó que la oportunidad de negocio global para la bioeconomía circular se estima en 7,7 billones de dólares para 2030. Aunque la participación actual de la región amazónica es de apenas el 0.17%, esta cifra refleja el «enorme potencial de crecimiento» siempre que las inversiones se alineen con métricas rigurosas de descarbonización y sostenibilidad ambiental.
Para materializar este potencial, la FAO inició en 2024 la construcción del Programa de Bioeconomía Amazónica junto a la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), involucrando a los ocho países amazónicos. El objetivo es movilizar más de 70 millones de dólares, con una tasa interna de retorno (TIR) esperada del 17,6%. Se proyecta que el programa beneficiará directamente a 14 500 personas y de forma indirecta a 57 000.

Trazabilidad y gobernanza digital
El programa de la FAO, impulsado bajo la iniciativa «Mano de la mano», el programa de la FAO se cimenta en dos ejes estratégicos. El primero es la creación de ecosistemas digitales y trazabilidad, con la meta de implementar 100 plataformas que integren servicios bancarios y comercio electrónico. El objetivo es alinear las cadenas de valor locales con los estrictos requisitos de importación de la Unión Europea sobre deforestación, elevando así la productividad de 5000 familias productoras de açaí y cacao.
El segundo eje es la pesca sostenible, enfocado en la gestión responsable de los bagres migratorios. Con una inversión proyectada de 41 millones de dólares, esta línea busca reducir costos logísticos y brindar asistencia técnica para incrementar los ingresos per cápita de 9500 familias.
Guardianes del territorio y visión 2030
Beduschi enfatizó que las comunidades rurales y los pueblos amazónicos son el corazón del proceso, y que las soluciones deben considerar sus culturas y tradiciones. La construcción del programa ha integrado sus puntos de vista a través de los Diálogos Amazónicos.
El programa de inversiones ha sido presentado en escenarios clave como el Tercer Diálogo Bio-amazónico de Manaos y el Foro Mundial de Inversiones en Roma, lo cual fue fundamental para sumar socios del sector privado y la banca multilateral.
Como próximos pasos, la FAO reafirma que la acción global debe avanzar en armonía con el bioma amazónico. El reto inmediato es convertir los compromisos en gobernanza efectiva y resultados locales, fortaleciendo la cooperación con la OTCA y asegurando que los sectores agropecuario y pesquero generen empleo e ingresos, y que «nadie quede atrás»


