La región de Junín registra un nivel moderado de hambre, con un puntaje de 21.5 en el Índice Global del Hambre (IGH) 2024, según un informe presentado por Alliance 2015. Aunque la región no está entre las más críticas del país, el informe alerta sobre los desafíos persistentes en seguridad alimentaria, agravados por la pandemia, la crisis económica y los fenómenos climáticos.
El IGH, que mide el hambre a nivel global y nacional, evalúa indicadores como la desnutrición infantil, la mortalidad infantil y la oferta alimentaria inadecuada. En Junín, el puntaje de 21.5 refleja una situación preocupante, especialmente en zonas rurales, donde la pobreza y la falta de acceso a servicios básicos agravan el problema.
A nivel nacional, Perú mantiene un puntaje de 19.6 en el IGH 2023, lo que lo coloca en una categoría de hambre moderada, pero cercana a niveles graves. Las regiones más afectadas son Apurímac (32.8), Huancavelica (29.0) y Ayacucho (27.7), todas con niveles de hambre graves. En contraste, Ica (8.4) y Lambayeque (9.7) presentan los niveles más bajos de hambre en el país.
En Junín, la situación ha empeorado desde 2020, cuando el puntaje era de 19.3. La pandemia de COVID-19, la inflación y la recesión económica han impactado severamente a las familias, especialmente a aquellas que dependen de la agricultura y la economía informal.
El informe destaca que Junín enfrenta múltiples desafíos:
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Crisis económica: La desaceleración económica y la inflación han reducido el poder adquisitivo de las familias, limitando su acceso a alimentos.
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Fenómenos climáticos: Sequías y heladas afectan la producción agrícola, principal fuente de ingresos y alimentos en las zonas rurales.
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Desnutrición infantil: Aunque no se especifican cifras exactas, la desnutrición crónica infantil sigue siendo un problema grave en la región.
Según las simulaciones del informe, Junín podría experimentar una ligera mejora en 2024, con un puntaje proyectado de 20.6 en el escenario más optimista. Sin embargo, la región seguirá en la categoría de hambre moderada, lo que subraya la necesidad de políticas integrales para abordar el problema.
El informe urge al gobierno, al sector privado y a la cooperación internacional a implementar medidas urgentes para combatir el hambre en Junín y otras regiones afectadas. Entre las recomendaciones destacan:
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Fortalecer los programas sociales y de seguridad alimentaria.
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Mejorar el acceso a servicios básicos como agua potable y saneamiento.
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Promover la agricultura sostenible y resiliente al clima.
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