José Rimachi, administrador de empresas y barista profesional, nació en el Vraem y creció rodeado de cafetales. Desde pequeño, en la ciudad de Pichari, provincia La Convención, región Cusco, su familia de caficultores le inculcó el valor del trabajo arduo y la perseverancia. «Siempre hemos tomado café de nuestra propia chacra, casi nunca consumimos los cafés solubles», recuerda José, con una sonrisa que refleja la profunda conexión que tiene con su tierra.
A pesar de que su carrera como barista comenzó formalmente hace solo cuatro años, el vínculo de José con el café viene desde su nacimiento. En su infancia, él y su familia cultivaron el grano, enfrentando desafíos económicos que los llevaron a vender su cosecha a cooperativas por precios que apenas cubrían los costos de producción.
Sin embargo, la determinación de su padre, Feliciano Rimachi, por darle un valor agregado al café de la familia, marcó un punto de inflexión en sus vidas. «Mi papá comenzó a tostar nuestro café y a venderlo en ferias, lo que nos permitió mejorar nuestra calidad de vida», relata José.
La competencia que cambió su destino
En 2022, José decidió dar un paso adelante en su carrera como barista y participó en el campeonato Latte Art Grading System. A pesar de no tener experiencia previa en competencias de este nivel, logró ganar la categoría Jarra Verde y representó a Perú en el campeonato mundial en Abu Dhabi, donde se posicionó entre los mejores del mundo.
En 2023, José continuó su ascenso en el mundo del latte art, ganando la categoría Jarra Roja y nuevamente representando a Perú en el campeonato mundial, esta vez en Milán, Italia. Aunque quedó en tercer lugar, su determinación no disminuyó. Ahora, se prepara para competir en octubre de 2024 en Trieste, Italia, con la esperanza de llevar el café del Vraem al más alto nivel.
«En la vida me imaginé estar en Dubai, pero se dio la oportunidad y ahora estamos volviendo nuevamente a Italia una vez más”, confiesa José, con la voz cargada de emoción. Reconoce en Jesús Gamarra, un barista profesional, su mayor inspiración en el latte art. Entre sus futuros planes destaca su intención de participar en el Campeonato Nacional de Barismo.
Además de su éxito en competencias, José y su familia expandieron su negocio, abriendo cafeterías en Ayacucho bajo las marcas Don Feliciano y Punto Café. «Queremos generar cultura cafetera y que la gente aprenda a disfrutar de un buen café», dice José con convicción. Su historia es un testimonio de cómo la pasión y la perseverancia pueden transformar vidas y comunidades.
Poder transformador del café
Cuando se le pregunta qué significa el café en su vida, José no puede contener las lágrimas. Su voz se quiebra al recordar los momentos difíciles que su familia atravesó. «El café representa nuestros buenos y malos momentos. Cuando no teníamos nada, el café fue nuestra esperanza», expresa, dejando entrever la profunda conexión emocional que tiene con cada taza que prepara.
José Rimachi demuestra que el café es más que una bebida; es una forma de vida, una tradición que llevó a su familia a superar adversidades y alcanzar nuevos horizontes. Mientras se prepara para el próximo campeonato mundial, José sigue con la esperanza de que el café no solo continúe mejorando la calidad de vida de su familia, sino también que inspire a otros a seguir sus sueños, sin importar cuán inalcanzables parezcan.