El Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), organismo adscrito al Ministerio del Ambiente, ha puesto en marcha un programa para el cultivo en cautiverio de la carachama negra (Pterygoplichthys pardalis). La medida surge como respuesta a la baja disponibilidad del recurso en mercados y comunidades de la región San Martín, donde su presencia silvestre se ha reducido en los últimos años.
Según explicó la bióloga del IIAP Lizbeth Zuta Pinedo, este trabajo apunta a evitar que las familias amazónicas pierdan una fuente habitual de alimento. Destacó que la especie presenta características que favorecen su producción controlada: produce gran cantidad de huevos, se reproduce durante todo el año, alcanza buen tamaño y acepta alimento balanceado con facilidad.
La especialista añadió que la carachama negra construye nidos de manera natural, lo que facilita su manejo en entornos acondicionados para su reproducción y crecimiento.
Proceso de reproducción y manejo en ambientes controlados
El paquete tecnológico diseñado por el IIAP inicia con la colecta y el manejo de reproductores. Para la fase de reproducción se utilizan estanques de tierra equipados con mallas alevineras y nidos fabricados en PVC, bambú o tallo de pijuayo. Allí las carachamas depositan sus huevos, que luego son trasladados al laboratorio.
En estas instalaciones, los huevos se incuban en cubetas de 20 litros con un sistema de recirculación de agua. En un periodo de cinco a seis días nacen las crías, que continúan su desarrollo hasta alcanzar aproximadamente cinco centímetros de longitud.
Superada esta etapa, los ejemplares son llevados a estanques de tierra para iniciar la fase de engorde. Las primeras evaluaciones del IIAP indican que, en un lapso de nueve meses, los peces pueden alcanzar entre 250 y 300 gramos, un tamaño adecuado tanto para el consumo como para su comercialización.
Un recurso nutritivo con demanda en la Amazonía
En San Martín y otras zonas de la Amazonía peruana, la carachama negra suele venderse entre 15 y 25 soles, dependiendo de la disponibilidad. Su carne es magra y de sabor apreciado, con un aporte de 14,2 gramos de proteína por cada 100 gramos. También contiene minerales como fósforo, calcio, hierro y potasio, además de ácidos grasos omega 3.
