Productores de maíz del valle del Mantaro se mostraron en contra de la propuesta de poner fin a la moratoria del ingreso al Perú de semillas genéticamente modificadas, conocidos como transgénicos, del maíz y el algodón, planteados por el ministro de agricultura, Manuel Manero Campos.
El pasado 29 de mayo, el ministro planteó en la Comisión de Constitución del Congreso la posibilidad de que se permita la siembra de maíz y algodón transgénicos en la costa peruana, con el objetivo, dijo, de contrarrestar las importaciones de ambos productos agrícolas.
«Hay una moratoria, es decir, que no se puede cultivar productos transgénicos en el Perú hasta el 2035. Lo único que queremos adelantar ese plazo para empezar de una vez y no seguir cediendo espacio a las importaciones», dijo en la sustentación del pedido de delegación de facultades legislativas al Ejecutivo.
Eliminará la biodiversidad
Agricultores del valle del Mantaro, dedicados al cultivo del maíz, señalaron a Huanca York Times, que el ingreso de estos Organismos Vivos Modificados (OVM) atentará gravemente contra la biodiversidad peruana y convertirá al productor peruano en dependiente de las empresas transnacionales que comercian estas semillas y de los insumos químicos necesarios para la producción.
«[Con las semillas transgénicas] se va a eliminar la biodiversidad. La abeja es la que poliniza y cuando lleve el polen de un maíz transgénico a uno local, lo va a hacer estéril y en la siguiente generación ya no va a producir. Vamos a eliminar nuestras variedades», señaló el presidente de la Convención del Agro Peruano (Conveagro), base Junín, Fredy García Medina.
García añadió que los agricultores se volverán sumamente dependientes de las empresas que distribuyen estos organismos modificados, pues para que estos cultivos prosperen necesitan de un paquete tecnológico que solo estas compañías producen y venden, por ejemplo, Bayer, que en el 2018 adquirió a Monsanto, la más grande compañía de agroquímicos y semillas del mundo.
El dirigente se mostró escéptico con el argumento del ministro de que con la producción de este tipo de alimentos se va a salvar del hambre y la anemia a muchas personas. «Eso es mentira y la moratoria debe respetarse hasta el 2035. De allí hacemos una nueva consulta para debatir si se permiten estas semillas», dijo García.
«No debemos permitir que ingresen esas semillas»
El alcalde de Chongos Bajo, Arsenio Pérez Palomino, es también un agricultor que siembra maíz amiláceo blanco, de la variedad ‘Cusqueada’ y ‘Cusco’. Los agricultores de este distrito de Chupaca, siembran alrededor de 80 hectáreas de este cultivo y el burgomaestre también se muestra en contra del uso de semillas modificadas genéticamente.
«Lamentablemente, el Ministerio (de Agricultura) y el Gobierno están de espaldas a los productores», dijo la autoridad. Chongos Bajo es uno de los distritos conocidos por su producción de maíz. Los agricultores del valle del Mantaro suelen comprar allí sus semillas, conservadas de manera tradicional.
María Ccanto es una agricultora que cultiva la variedad de maíz San Jerónimo, propia del distrito del mismo nombre, en Huancayo. «Son intereses megamillonarios, casi mundiales», dice sobre la idea del ministro del sector agrario de permitir el uso de OVM.
«Tienes varios genes modificados y aparte de eso, con el viento cuando vuela, el polen contamina en otras chacras, de otros campesinos y las empresas dueñas de estas semillas, tienen la potestad de plantear denuncias contra los agricultores», afirma María.
Estos días María se encuentra en plena cosecha de maíz: 500 kilogramos, la «mitad para la venta y la otra mitad para consumo en machca, harina, té instantáneo».
Ella practica el cultivo asociado del maíz con haba, girasol, calabaza y utiliza abono orgánico.
Director de agricultura a favor
Por su parte, el director regional de Agricultura de Junín, Ronald Mariño Obregón, se mostró de acuerdo con el ingreso de semillas transgénicas, porque, dijo, «estas variedades híbridas son más resistentes a las enfermedades y beneficiarían a los agricultores porque usan menos fertilizantes».
El funcionario admite que afectará la biodiversidad, «pero trae más ingresos».
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