La comunidad nativa Flor de Ucayali, ubicada en la región Ucayali, está conformada por 70 familias del pueblo shipibo-konibo. En 2014, esta comunidad recibió una multa forestal por incumplimiento de la normativa debido a un acuerdo con terceros que provocó la afectación de su bosque. Además, enfrentaron invasiones vinculadas a actividades ilegales.
A partir de esta situación, la comunidad inició un proceso de recuperación mediante un mecanismo de compensación impulsado por el Organismo de Supervisión de los Recursos Forestales y de Fauna Silvestre (Osinfor). Gracias a este mecanismo, se comprometieron a conservar 585 hectáreas de bosque para saldar la deuda ambiental.
Conservación como herramienta legal
Durante cinco años, Flor de Ucayali implementó acciones de conservación que permitieron compensar un monto superior a los 166 mil soles. En 2024, la comunidad logró retomar la legalidad y saldar completamente su deuda.
Este proceso también fortaleció la organización comunal y consolidó una visión de manejo sostenible del territorio. Irene Mariela Guimaraes Rojas, secretaria y exjefa de la comunidad, señaló: “El bosque es nuestro hogar, nos da alimento, medicina y vida. Es nuestro vínculo espiritual y cultural, heredado de los abuelos. Por eso lo cuidamos”.

Desarrollo sostenible con visión a largo plazo
Actualmente, la comunidad cuenta con un permiso forestal de comercialización a gran escala, vigente hasta el año 2033. Además, ha diversificado sus actividades económicas a través de proyectos de agroforestería, plantaciones forestales con capirona, acuicultura y artesanía.
Flor de Ucayali también participa en un proyecto REDD+ orientado a la conservación forestal mediante bonos de carbono. Para proteger su territorio, han conformado un comité de vigilancia integrado por hombres y mujeres indígenas.
Alianzas y proyecciones futuras
El proceso de recuperación de Flor de Ucayali contó con el apoyo de organizaciones como la Organización Regional AIDESEP Ucayali (ORAU), la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida) y la Asociación para la Investigación y el Desarrollo Integral (AIDER).
La comunidad tiene una proyección a 30 años basada en la autonomía, la sostenibilidad y la preservación de sus formas de vida ancestral. Como mensaje final, Irene Guimaraes expresó: “Hermanos y hermanas, no busquemos lo fácil, acerquémonos a nuestras organizaciones, a los mecanismos y a los aliados que pueden ayudarnos a resolver los problemas. Protejamos nuestros territorios y nuestros derechos, usemos los recursos de manera adecuada. Así lograremos un mejor futuro para nuestras mujeres, nuestros niños y toda la comunidad”.


