Lima y Loreto son escenario del primer Festival del Jaguar, un evento único que busca inspirar conciencia sobre la conservación del jaguar y los pueblos indígenas amazónicos. Este festival, organizado por Renace (Centro de restauración de la naturaleza) y la Escuela de Fotografía Fuera de Foco, en colaboración con otras iniciativas comunitarias, se desarrolla en dos sedes: En el distrito de Miraflores (Lima) los días 22 y 23 de noviembre, y en la comunidad de Padre Cocha (Loreto) los días del 26 al 29 de noviembre.
Un encuentro entre cultura y naturaleza
El Festival del Jaguar invita al público a sumergirse en la majestuosidad de la Amazonía a través de actividades como exposiciones fotográficas, talleres de arte ancestral y música en vivo. Este año, el evento cuenta con la participación de artistas y músicos como Lorenzo y Matteo de Olaya Sound System y Travesía, quienes prometen conectar a los asistentes con los ritmos y sonidos de la selva.
Priscila Peralta, directora del festival, describe la propuesta como una combinación de “arte, ciencia y cultura para generar conciencia sobre la importancia ecológica y cultural” del jaguar. En una reciente conversación, destacó que el evento se enmarca en un esfuerzo por revitalizar la conexión de las comunidades amazónicas con sus raíces ancestrales y fomentar un futuro sostenible para los jaguares y su hábitat.
Una amenaza silenciosa
El jaguar, considerado un símbolo de poder y sabiduría por muchos pueblos indígenas, enfrenta serias amenazas en la Amazonía peruana. Según Peralta: «La mayor amenaza que enfrenta el jaguar en la Amazonía es la pérdida de su hábitat, causada por actividades como la tala indiscriminada, la minería ilegal y el tráfico de fauna silvestre. Estas actividades fragmentan su territorio y generan conflictos entre los humanos y los felinos.»
Los estudios realizados con cámaras trampa en Madre de Dios y la Reserva Nacional Allpahuayo Mishana (Loreto) han revelado datos preocupantes sobre la disminución de las poblaciones de jaguares y sus presas naturales.
La edición Bora: un homenaje a la selva y sus protectores
El festival celebra su primera edición bajo el nombre «Edición Bora», en honor al pueblo originario de Loreto. Durante el mes de febrero de 2024, actividades de educación ambiental y liderazgo comunitario se llevaron a cabo en Padre Cocha, marcando el inicio de un movimiento que busca replicarse anualmente en territorios indígenas de la Amazonía.
Una de las iniciativas destacadas del festival es la “Escuela Jaguar”, un programa educativo que forma a jóvenes líderes indígenas en conservación y promueve el respeto hacia el jaguar como un protector de la selva. Según la directora, este enfoque busca: «Revitalizar la cultura ancestral y reconectar a las nuevas generaciones con sus raíces y la cosmovisión que ve al jaguar como un ser sagrado.»
Hacia la coexistencia entre humanos y jaguares
El conflicto entre humanos y jaguares es otro de los temas centrales del festival. La pérdida de hábitat obliga a los jaguares a acercarse a las zonas habitadas, donde a menudo atacan al ganado o animales domésticos. Esto genera tensiones que frecuentemente terminan con la muerte del felino.
Peralta resalta que la falta de información es clave en estos conflictos: «Muchos pobladores matan jaguares por miedo, sin conocer el comportamiento del animal. El jaguar no ataca a los humanos a menos que se sienta amenazado. Yo he tenido la experiencia de estar a pocos metros de jaguares y nunca han tenido la intención de acercarse o de querer atacar»
Para mitigar este problema, el festival busca educar tanto a comunidades locales como al público general sobre la importancia del jaguar para los ecosistemas y la herencia cultural de la Amazonía.
Un legado que trasciende fronteras
Con un enfoque integral, el Festival del Jaguar aspira a ser un evento anual que recorra distintos territorios indígenas de la Amazonía. Más allá de la conservación del jaguar, el objetivo es preservar la rica herencia cultural de los pueblos originarios, creando un futuro donde ambos puedan coexistir en armonía.
Como revela Priscila, “ya estamos en conversaciones para que el próximo año podamos desarrollar esta iniciativa en Leticia, en la triple frontera de nuestra Amazonía y poder involucrar a los tres países: Perú, Colombia y Brasil.” En resumen, este evento se constituye como un puente entre la cultura ancestral y la conservación moderna, recordándonos que el destino de la selva está en nuestras manos.