El río hirviente más grande del mundo se encuentra en la provincia de Puerto Inca, Huánuco. Shanay Timpishka es un afluente de aguas calientes que tiene una longitud de aproximadamente 6 kilómetros, lo que lo convierte en un fenómeno natural único en su tipo. Glen Arriaga, operador turístico de la empresa Yanesha Tour, destaca la importancia de este río, que se ha ganado notoriedad internacional pero es poco conocido a nivel regional.
“Estamos hablando del río hirviente más grande del mundo, conocido con su nombre original Shanay Timpishka, cuya traducción quiere decir hervido por el calor del sol, probablemente de lengua Cacataibo”, comentó Arriaga. Este río se encuentra en el distrito de Honoria, cerca al río Pachitea. Lo curioso de este río es que no tiene un origen volcánico, a diferencia de otros ríos similares en lugares como China o Japón.
El Shanay Timpishka tiene la particularidad de surgir debido a fracturas geológicas que permiten la emanación de agua caliente a temperaturas que alcanzan hasta 96 grados. Esta característica ha atraído la atención de científicos y biólogos de diversas partes del mundo, quienes visitan la zona para realizar estudios sobre este fenómeno.
Científicos llegan a la zona
A pesar de la importancia que este río tiene a nivel internacional, Arriaga lamenta que, en el ámbito local, se desconozca su relevancia y potencial turístico. “El río hirviente más grande del mundo lo ha sacado provecho Ucayali, por la promoción y cercanía que tiene, pero desde Huánuco es más complicado porque es más distante y no se ha promocionado adecuadamente”, explicó Arriaga. En su opinión, el gobierno y las autoridades locales deberían impulsar un mayor apoyo para dar a conocer este recurso natural.
En la zona también se encuentran otras fuentes de agua caliente, como el Pumayacu y Cachiyacu, con aguas que varían entre tibias, frías y saladas. Además, los visitantes pueden encontrar pozas de azufre, lo que hace que la tierra en la zona sea frágil. Por ello, Arriaga recomienda contar con guías especializados para visitar el área de manera segura.
Estudio del cambio climático
Según Arraiga, los científicos han determinado que el Shanay Timpishka podría convertirse en un laboratorio natural para el estudio del cambio climático. La alta temperatura del agua y la presencia de vapor en la zona ofrecen un entorno único para observar los efectos del calor en la flora y fauna local. Estos estudios ayudarán a determinar qué impacto puede tener el cambio climático en las especies de plantas y animales que habitan en el área.
“Los científicos manifiestan que esto podría convertirse en un laboratorio para el estudio del cambio climático, ya que la temperatura alta y la evolución del vapor pueden generar efectos en las plantas y los árboles que se encuentran en el lugar”, afirmó Arriaga.
Conexión mística y espiritual
Además de su valor científico, el Shanay Timpishka es también un lugar donde se realizan rituales espirituales. Los maestros chamanes, conocidos por su sabiduría ancestral, utilizan el agua caliente del río en ceremonias relacionadas con la medicina tradicional amazónica. Arriaga explica que personas de todo el mundo, incluyendo turistas de Europa, Rusia y Estados Unidos, llegan a la zona para recibir la instrucción de los chamanes.
“Los rituales se realizan en el contexto del uso del Ayahuasca, una medicina tradicional amazónica”, mencionó Arriaga. Esta conexión entre lo natural y lo espiritual atrae a miles de turistas cada año, quienes buscan no solo un viaje turístico, sino una experiencia de sanación.
Desafíos y oportunidades para el turismo
Pese al creciente interés internacional por el Shanay Timpishka, Huánuco aún no ha logrado aprovechar completamente su potencial turístico. “A pesar de que hay un gran flujo internacional, no contamos con los servicios básicos necesarios, y la promoción del río en Huánuco es limitada”, agregó.
En este sentido, las autoridades locales y los operadores turísticos deben trabajar juntos para mejorar la infraestructura y las condiciones para los turistas. La zona de Honoria, en particular, ofrece un acceso complicado, especialmente durante la temporada de lluvias, lo que hace que el transporte sea más difícil. Sin embargo, Arriaga señala que la experiencia única del río hirviente vale la pena el esfuerzo.