En pocos años, el jengibre se ha convertido en el principal producto de la agroexportación de la región Junín, que junto con el café, son los principales cultivos de la canasta exportadora.
«El año pasado, 2023, se ha exportado jengibre por un valor de 127 millones de dólares», dice Cesar Cárdenas Vancard, presidente de la recién formada asociación de exportadores del jengibre, Proginger, integrada por 37 empresas asentada en Pichanaqui, dedicadas a diversos procesos a los que es sometido el jengibre luego de ser cosechada para que esté lista para su exportación.
Pichanaqui, distrito de Chanchamayo, es el centro de producción por excelencia del jengibre. De allí sale más del 90% de este cultivo hacia Estados Unidos, Canadá y Europa, los principales mercados del kión cultivado en esta parte de la selva de Junín.
Pero a los exportadores les preocupa dos problemas sanitarios que el cultivo del jengibre ha comenzado a presentar en Pichanaqui: la presencia de ácido fosfórico por encima del límite permitido por los países compradores para aceptarlo. Dicho límite es de 0.01 microgramos por kilo, pero hay casos en que el jengibre presenta valores más altos y es causa de rechazo.
La causa para ello puede estar en la acidez de los suelos de Pichanaqui o en la aplicación de fertilizantes.
Un segundo problema es la aparición de una bacteria que afecta la producción y ya se ha dado el caso de que algunos agricultores han perdido sus cosechas.
Sumado a estos problemas fitosanitarios, es el reto de la responsabilidad ambiental.
Con el objetivo de buscar alternativas de solución a estos problemas, empresarios de Pichanaqui realizarán la primera Convención Internacional del Jengibre, los días 23, 24 y 25 de mayo, en este distrito.
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