El Perú alberga, según información de la Superintendencia Nacional de Migraciones, 1 347 000 extranjeros. Este grupo de personas, en su mayoría venezolanos, son víctimas de recurrentes y desmesurados discursos de odio propagados por medios de comunicación. En consecuencia, los ciudadanos extranjeros son relacionados a la delincuencia y otros delitos, que dificultan su acceso a diferentes oportunidades laborales y en educación.
Para contrarrestar esta situación, diferentes organizaciones nacionales e internacionales desarrollan programas de integración para ciudadanos migrantes. En estos proyectos, los ejes de educación e interculturalidad destacan como herramientas de cambio ante las cifras negativas. Según un estudio de Save the Children en el año 2022, el 27% de los niños, niñas y adolescentes venezolanos que residen en Lima y La Libertad, no tienen acceso a la educación.
Barreras culturales
El pasado 20 de junio, durante la clausura del proyecto binacional entre Perú y Ecuador ‘Del desplazamiento a la integración: construyendo comunidades productivas y protectoras’, representantes de diferentes instituciones promotoras de la iniciativa hablaron a profundidad sobre la problemática y destacaron los esfuerzos que vienen realizando para combatirla.
Mario Cépeda, coordinador del proyecto por el Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia Universidad Católica del Perú (Idehpucp), resaltó la necesidad de ampliar el concepto de interculturalidad en las escuelas. Asimismo, José Díaz, representante de la Unesco, profundizó en la importancia de la promoción económica a iniciativas culturales y fomentar el acceso a recursos de vida sostenibles.
Díaz también señaló que, a través de la iniciativa ‘Venezuela Presente’, se impulsaron proyectos culturales que contaron con una participación de un 65% de mujeres. Estos permitían que tanto migrantes como peruanos se vuelvan promotores de cultura, generando una red que invita a la sostenibilidad del proyecto.
Dificultades en el acceso a la educación
En el evento también se compartió la historia de Marian Rivero, una joven venezolana que, como la mayoría de sus compatriotas, se encontró con muchas dificultades para ingresar al colegio. Estas dificultades, comenta, se deben en gran parte a la falta de documentación. Al mismo tiempo, Rivero mencionó que sufrió bullying y discriminación por parte de sus compañeros.
Sobre esto, el representante de la Unesco dijo que identificaron necesidades que esperan puedan ser tomadas en cuenta por las autoridades. En su intervención, el proyecto implementó un curso para niños y niñas migrantes que no tienen acceso a la educación.