El 3 de diciembre marca el Día internacional del No Uso de Plaguicidas, una fecha que nació del luto y la indignación tras la tragedia de Bhopal, India, en 1984. En aquella ocasión, una fuga de gas tóxico en una fábrica de plaguicidas acabó con la vida de más de 10 mil personas de forma inmediata y afectó a cientos de miles más. Décadas después, los efectos de este desastre químico todavía persisten, convirtiéndose en un símbolo del peligro que representan estas sustancias.
A nivel global, los plaguicidas se utilizan ampliamente en la agricultura para combatir plagas, pero a un costo altísimo: el deterioro de la salud humana y el ambiente. Este día busca generar conciencia y promover alternativas sostenibles para proteger los ecosistemas y la vida.
Perú: alarma por plaguicidas en alimentos básicos
En nuestro país, la amenaza de los plaguicidas no es ajena. Un estudio reciente realizado por el laboratorio internacional Mérieux Nutrisciences analizó fresas provenientes de cinco mercados en Lima y Callao, revelando niveles alarmantes de residuos de pesticidas que superan ampliamente los Límites Máximos de Residuos (LMR) establecidos por la legislación peruana.
En el mercado San José, ubicado en Jesús María, la concentración de clorfenapir en una muestra fue 13 veces mayor que lo permitido, mientras que en Minka (Callao), se encontraron niveles de este mismo pesticida hasta 7 veces por encima del límite, junto con otras sustancias como fipronil e isocloseram. Estas cifras reflejan un patrón alarmante en el uso de químicos en cultivos destinados al consumo humano.
El clorfenapir, una de las sustancias más detectadas, es conocido por su potencial carcinógeno y su toxicidad para el hígado y los riñones. Por su parte, el fipronil, hallado en diversas muestras, también está clasificado como posible cancerígeno y puede causar daños en la tiroides. El isocloseram, aunque es una molécula relativamente nueva, genera incertidumbre debido a la falta de estudios sobre sus efectos a largo plazo.
El problema no solo afecta a la calidad de los alimentos. El uso de pesticidas sin control adecuado pone en riesgo a los agricultores que manipulan estas sustancias, además de provocar daños ambientales significativos, como la contaminación del suelo y el agua. Los mercados donde se recolectaron las muestras, como Lobatón en Lince y el Mayorista de Frutas en San Luis, son puntos de abastecimiento para miles de familias, lo que amplifica el alcance de la exposición a estos químicos.
«No más venenos en el campo»
Luis Gomero, agroecólogo y defensor de prácticas agrícolas sostenibles, advierte sobre el peligro que los pesticidas representan para la población. «Es una amenaza para los consumidores», afirmó, instando a transformar las prácticas agrícolas en el país.
Según Gomero, es esencial abandonar los «paquetes tecnológicos» que dependen de sustancias químicas dañinas. «Es necesario trabajar en las prácticas buenas para poder reducir el uso de estos venenos. Estamos planteando la necesidad de cambiar el manejo de este cultivo tan importante para nuestra alimentación. No más venenos en el campo», enfatizó.
Alternativas para un futuro más seguro
El Día internacional del No Uso de Plaguicidas invita a la reflexión y a la acción. En el Perú, donde la agricultura es un pilar fundamental de la economía y la seguridad alimentaria, es importante adoptar métodos agroecológicos que protejan tanto a los consumidores como al ambiente. Los resultados de estudios alarmantes refuerzan la urgencia de tomar decisiones responsables. Proteger la salud de los peruanos y preservar los ecosistemas deben ser prioridades inaplazables en la agenda nacional.