A pocos semanas del inicio oficial del verano 2026, lo que debería ser el destino paradisíaco de miles de limeños se ha convertido en el epicentro de un grave conflicto sanitario. La playa de Rosario de Asia, la única de acceso público en el distrito, y varios clubes exclusivos colindantes, se encuentran bajo la amenaza directa de la contaminación fecal.
La «Joya del Sur» huele a podrido. Una obra de saneamiento inconclusa ha derivado en el vertimiento sistemático de aguas residuales directamente al cauce del río Omas (Río Chico), el cual desemboca en el mar, arrastrando desechos y bacterias hacia las zonas de baño y pesca artesanal.
La ruta de la inmundicia: Tres entidades tras la Municipalidad
La gravedad del asunto ha activado las alarmas del gobierno central. Según documentación oficial, la Municipalidad Distrital de Asia se encuentra hoy bajo la lupa de tres organismos fiscalizadores simultáneamente:
1. OEFA (Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental): Ha registrado la denuncia bajo el código 1256-2025-SINADA, activando los protocolos de emergencia ambiental.
2. Ministerio de Vivienda: El director de Gestión Ambiental, Edson Espinoza, ha exigido al alcalde de Asia un informe técnico en un plazo perentorio de diez días hábiles, bajo apercibimiento de sanciones administrativas.
3. ANA (Autoridad Nacional del Agua): Quizás la entidad más contundente hasta el momento. La ANA ha iniciado un Procedimiento Administrativo Sancionador (PAS) contra el municipio.
Informes técnicos de la Administración Local del Agua (ALA) Mala-Omas-Cañete confirman lo que los vecinos denuncian a gritos: inspecciones realizadas en septiembre de 2024 y abril de 2025 hallaron «aguas residuales y olores fétidos» en el cauce del río. La inacción municipal ante una contaminación documentada desde 2022 podría costarle al distrito una multa de hasta 10,000 Unidades Impositivas Tributarias (UIT).
«Pelota» de responsabilidades: Emapa vs. Reconstrucción con Cambios
Mientras la playa se contamina, las entidades juegan al «gran bonetón». La raíz del problema parece ubicarse en la estación de bombeo del Centro Poblado Rosario de Asia, una obra que debía traer modernidad y trajo infección.
La EPS Emapa Cañete ha emitido un comunicado urgente deslindando cualquier responsabilidad. La empresa prestadora de servicios asegura que su Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) opera de manera óptima y señala a un tercero: una contratista del programa gubernamental «Reconstrucción con Cambios».
«Las descargas no provienen de nuestras instalaciones, sino que están ligadas a una obra inconclusa de la contratista. Exhortamos a que culminen el proyecto y mitiguen el impacto ambiental», reza la defensa de Emapa.
El impacto: Lujo vs. Supervivencia
La situación expone la profunda brecha social del balneario. Por un lado, el lujoso Boulevard de Asia, los condominios privados y los grandes eventos como La Huaka (a menos de 100 metros del río Omas), que mueven millones de dólares cada verano; por el otro, la comunidad de Rosario y los pescadores artesanales, cuyo sustento y salud dependen de un mar que hoy recibe descargas de desagüe.
La denunciante ha puesto sobre la mesa una realidad incómoda: sin un sistema de saneamiento funcional, el desarrollo inmobiliario de Asia es insostenible.
Con el verano a la vuelta de la esquina, la pregunta sigue en el aire: ¿Se permitirá el ingreso de bañistas a una playa pública que recibe descargas fecales? Las autoridades tienen días para responder, antes de que la «Joya del Sur» pierda su brillo definitivamente bajo una marea de contaminación e indiferencia.
