La lucha contra el cambio climático está llegando a un punto crítico. Un reciente informe del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) ha puesto sobre la mesa una realidad alarmante: el mundo aún tiene la posibilidad técnica de limitar el calentamiento global a 1,5°C, pero las acciones deben acelerarse de inmediato. El informe advierte que si no se cumplen las políticas climáticas actuales, la temperatura global podría aumentar hasta 3,1°C, lo que traería consecuencias devastadoras para los ecosistemas y la humanidad.
La urgencia de cumplir los compromisos
El principal desafío radica en la falta de cumplimiento de los compromisos climáticos para 2030. Incluso si las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC) actuales se cumplieran en su totalidad, el calentamiento se limitaría solo entre 2,6°C y 2,8°C, un margen todavía muy por encima del objetivo de 1,5°C. Esta brecha entre las promesas y la acción concreta amenaza con hacer inalcanzable el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París.
Según Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, «ha llegado el momento de máxima presión para el clima. Necesitamos una movilización mundial a una escala y a un ritmo nunca vistos». Andersen instó a todas las naciones a no hacer «más promesas de humo» y a actuar antes de que sea demasiado tarde.
Movilización global, liderada por el G20
La responsabilidad de cerrar la brecha de emisiones recae especialmente en los países del G20, responsables de la mayor parte de las emisiones globales. De acuerdo con el informe, para evitar un aumento catastrófico de la temperatura, las naciones deben reducir un 42% de las emisiones antes de 2030 y un 57% para 2035.
Aunque es necesario un esfuerzo conjunto, el peso de las acciones recae en los países más contaminantes, que aún no han cumplido con las NDC vigentes. Las nuevas promesas se consolidarán en 2025, pero según el informe, el éxito dependerá de la seriedad con la que los países enfrenten este desafío en los próximos años.
Consecuencias de la inacción
El informe advierte que cada año de retraso en la acción climática aumenta la magnitud de los recortes anuales necesarios para cumplir con los objetivos. Desde 2019, las emisiones han alcanzado niveles récord, y aunque las medidas necesarias para limitar el calentamiento a 1,5°C aún son factibles, implicarían recortes anuales del 7,5% hasta 2035.
Si se mantiene el ritmo actual de inacción, las temperaturas globales podrían seguir aumentando de manera incontrolada. Incluso si el mundo supera los 1,5°C, Andersen subraya que «cada fracción de grado evitada cuenta», ya que puede marcar la diferencia en la protección de vidas y economías.
Tecnología y naturaleza: pilares de la solución
El informe también destaca las soluciones técnicas disponibles para reducir las emisiones de manera significativa. La energía solar y eólica podrían aportar hasta el 27% de las reducciones necesarias para 2030, y las soluciones basadas en la naturaleza, como la protección de los bosques, podrían sumar un 20% adicional. Además, medidas en los sectores de la construcción, transporte e industria también son claves para alcanzar los objetivos.
Sin embargo, aprovechar este potencial requiere una movilización internacional sin precedentes y una inversión considerable en tecnologías limpias y medidas de mitigación.
El papel de la financiación climática
El reto no solo es técnico, sino también económico. Para lograr un mundo con cero emisiones netas, será necesario multiplicar por seis la inversión en medidas de mitigación, un costo estimado de entre 0,9 y 2,1 billones de dólares anuales. Aunque esta cifra puede parecer alta, el informe señala que los beneficios en términos de costos evitados por daños climáticos, contaminación y salud superan con creces la inversión requerida.
El informe del PNUMA no solo es una llamada de atención, sino una guía para la acción inmediata. Las naciones, especialmente las más contaminantes, deben actuar ahora para evitar un futuro catastrófico. Las próximas conversaciones climáticas en la COP30 en Brasil serán clave para definir el rumbo del planeta. Si no se toman decisiones ambiciosas y se respaldan con acciones concretas, el mundo podría enfrentar un calentamiento irreversible con consecuencias devastadoras para todos.
